En un abrir y cerrar de ojos, Kapelan se convirtió en el máximo anotador del encuentro. ¿Quién se acuerda del comienzo? Nadie
Da igual como sea el partido. No importa lo desacertado que esté durante muchos minutos o, incluso, durante tres cuartos completos. Hay que esperar por Kapelan. Siempre aparece. Los compañeros lo saben, el entrenador confía, los aficionados lo disfrutan y los rivales lo sufren. Ante el Burgos guardó mejor para el final. Cuando tras fallar un triple (otro) se agarró el pantalón frustrado por su serie de tiro, era difícil tener fe. Pero el "Kapelanismo" es para creyentes. El bosnio-canadiense tiro de repertorio. Triple. Triple. Triple. Y un rebote ofensivo de los que vale su peso en oro. Redondeó su actuación con dos tiros libres para ponerle el candado a un partido que el COB tuvo que ganar más de una vez.
En un abrir y cerrar de ojos, Kapelan se convirtió en el máximo anotador del encuentro. ¿Quién se acuerda del comienzo? Nadie. Y si alguien lo hace es para sorprenderse más de esas rachas imparables que permiten que el cobista gane partidos.
Paciencia. Siempre. Kapelan es uno de esos amigos que vale la pena esperar aunque llegue tarde. Sabes que, aunque te enfade el retraso, después te lo vas a pasar muy bien.
