Mientras el foco de atención de la opinión pública y el peso de las inversiones de Renfe Operadora y el Adif se sitúan en la alta velocidad española, el tren convencional agoniza, de manera más acentuada en la provincia de Ourense y de forma especial en el corredor ferroviario del Miño, llamado a ser en el futuro uno de los ramales del Corredor Atlántico de Mercancías. El incidente registrado el pasado domingo, que dejó tirados durante horas a una treintena de viajeros a la salida de un túnel, cerca de San Clodio, bloqueando además la circulación de varios trenes no es un incidente aislado. Averías en trenes, derrumbes de trincheras en la línea, falta de maquinistas que obliga a sustituir trenes por autobuses y con ellos los consiguientes retrasos y contratiempos, ponen de manifiesto la degradación de un servicio público que ha pasado a un segundo plano, tanto para el administrador de las infraestructuras como para el operador ferroviario, más interesados actualmente en el desarrollo de la línea de negocio de la alta velocidad. Las cifras son demoledores: 8 de cada 10 incidencias ferroviarias registradas en Galicia el pasado 2019 se produjeron en las líneas que recorren la provincia de Ourense.
Hay menos servicios, pero las incidencias siguen aumentando en Ouernse. Entre las razones, unos trenes que se encuentran entre los más envejecidos del parque de Renfe.//O.P.
Menos trenes, más incidencias
El análisis no puede ser más pesimista, pero se sustenta en datos: hay menos trenes que hace treinta años, pero la tasa de incidencias es mayor. En el corredor que comunica Ourense con Vigo por el Miño y con Valdeorras y Ponferrada por el Sil circulan los trenes más antiguos del parque móvil de Renfe, las unidades 470 que realizan el servicio diurno que sufrió la avería a pocos kilómetros de San Clodio el pasado domingo. Son trenes reformados de unidades eléctricas anteriores, las 440, cuya fecha de fabricación data de la década de 1970. Todas tienen más de cuarenta años. Entre Vigo y Ourense circulan también los pequeños 596, los automotores que durante el verano son empleados en los trenes turísticos. Apodados coloquialmente los "tamagochis", fueron construidos en la década de 1990 con retales de trenes de la década anterior, lo que significa que su vida activa ya supera con creces la treintena de años.
Pese a ello, y al azaroso viaje que vivieron los usuarios del regional exprés que salió de Ourense a las 16,34 horas del domingo, las averías en trenes y locomotoras no es la principal causa de la mayor parte de los retrasos y anulaciones de trenes o sustituciones de éstos por autobuses. La falta de maquinistas en la base de Ourense ha ocasionado numerosas incidencias en todo tipo de trenes, desde los nocturnos a Madrid y Barcelona, que en muchas ocasiones obligaron a los viajeros a subirse a un autobús en Monforte porque no había relevo para el maquinista, hasta el diurno al País Vasco, un tren que lleva años en espera de una mejora que nunca se materializa.
Pero no todos los problemas surgen en los trenes. También las infraestructuras acusan el paso del tiempo, en una línea que tiene casi 140 años y que vivió momentos mejores en lo que a mantenimiento se refiere.
La red de ancho convencional es la gran asignatura pendiente del Adif en Ourense, que ha destinado prácticamente todo su esfuerzo inversor en la línea de alta velocidad.
Renfe, por su parte, ha apostado por aquellas líneas y servicios en los que hubo una mejora de las infraestructuras, como es el caso del corredor Ourense-Santiago-A Coruña y Ourense-Madrid, lo que le ha aportado un incremento notable de viajeros tanto en los servicios de media distancia, especialmente entre Ourense y Santiago, como entre Ourense y Madrid, que se ha multiplicado por cinco en menos de una década. Pese a que la fórmula resulta incuestionable, a mayor número de frecuencias, mayor número de viajeros, Renfe no la aplica en el resto de sus servicios regionales y de media distancia y ha dejado morir el tren como servicio público y medio de transporte sostenible entre Ourense y las villas de su entorno, como Ribadavia y O Carballiño y en el corredor oriental hacia Valdeorras, con seis frecuencias diarias por sentido, se ha convertido en el principal foco de las incidencias.
De las diez estaciones que se quedarán con servicio de venta de billetes en Galicia a partir de la próxima primavera, La de A Ponte será la única de la provincia de Ourense.
Ocho de cada diez incidentes registrados en Galicia en 2019 afectaron a líneas que pasan por Ourense.