El ganador del Óscar Russel Crowe protagoniza Salvaje, un thriller psicológico en el que un inocente percance del día a día se convertirá rápidamente en pesadilla cuando una mujer toca el claxon en el momento equivocado… al tipo equivocado. “Ira al volante” es una expresión que se queda corta para describir lo que el desconocido va a hacerle a ella y a todo el mundo que conoce.
Se trata de una película hecha a mayor gloria de Russel Crowe cuya furiosa interpretación mantiene a flote la cinta en la que vuelve a hacer un ejercicio de transformación física para adaptarse a un personaje que es toda una fuerza de la naturaleza. Fuera de Crowe todo se antoja gratuito y hasta de una violencia gratuita. Es inevitable evocar la película “Un día de furia”, de Joel Sumacher con un Michael Douglas menos físico que Crowe aunque con una violencia más soterrada y psicológica.
El guión aunque ingenioso resulta demasiado efectista buscando enganchar al público y la dirección va en el mismo sentido, el de tensionar al máximo la situación en lugar de bucear un poco más en el alma del personaje, para llevarnos a un reflexión más elevada pero ni el director ni el guionista parecen dotado para ellos y nos llevan por los derroteros previsibles. Por desgracia en el cine actual y en la cultura actual se lleva más lo que impacta, lo que llega por los ojos sin detenerse en reflexiones más hondas que nos permitan entender un poco más al ser humano. Si no hay preguntas tampoco habrá respuestas y todas las conclusiones que uno podría sacar sobre la cinta como una metáfora del mundo actual son solo elucubraciones individuales y personales ya que el director no sugiere ninguna. Eso de pensar no se lleva hoy en día.
