Cinco días, cincuenta comparsas por las principales calles de la ciudad el domingo de desfile, cientos de disfraces antes y después y muchas, muchas, ganas de fiesta, y eso sólo en la capital de una provincia que ya luce brillantes galas de Entroido. El mapa provincial es desde ya una gran máscara adelantada por compadres y comadres en cada una de las líneas de su castigado rostro. Llega así un Carnaval más cargado que nunca de sátira y deseo de mordaz crítica, de vientos de febrero aventurando tardes de troula y madrugadas calientes al frío, de burlas y excesos. Verín, Laza, Xinzo y en el centro Ourense, ejes y razón de lo que hasta el miércoles no cerrará oficialmente agenda en la mayoría de pueblos y villa de una provincia en fiestas grandes, tanto como el espíritu de un Entroido mágico, popular y tradicionalmente nuestro.
