Opinión

Una ciudad a punto de gripar

Cada vez me cuesta más hablar o escribir sobre lo que acontece en el Concello de Ourense. Porque la única sensación que me produce es una aversión y un desprecio total y absoluto hacia estas personas por el gravísimo perjuicio que están ocasionando a más de 105.000 almas. Ourense no se merece esto, no se lo merece, no nos lo merecemos. No nos  merecemos que estén derivando a esta ciudad a un ostracismo, degradación, depravación y destrucción como nunca jamás podíamos haber imaginado. Y más, en el dificilísimo contexto sanitario y económico que nos está tocando vivir.

Siento decirlo y expresarlo de esta manera, en fin, pero es que me duele ver las colas de personas que todas las mañanas se pueden observar delante del consistorio para hacer un mero trámite burocrático, en una falta de respeto inmenso. Me duele enormemente en el alma, en mi conciencia y en todo mi ser, ver las colas del hambre que nuestros políticos municipales obvian en un ejercicio de cinismo sin parangón. Al igual que Nerón, los 27 concejales y concejalas de la ciudad de Ourense observan el panorama degustando su merecidísimo catering de 30 euros por boca en cada diáfano y vergonzante pleno municipal. ¿Menús del día de 10 euros como la vulgar clase media ourensana? No, por favor, que los nuevos ricos pagados con nuestros impuestos tienen un paladar y unas necesidades culinarias diferentes a las del resto de mortales que habitamos en esta boyante ciudad.

Que Cáritas y Cruz Roja estén desbordadas en la ciudad es un tema secundario. Que la primera de ellas tiene que atender las necesidades de mas de 21.000 ourensanos, no es prioritario. Que la emergencia social afecte “solo” al 8 % de nuestra población en la Diócesis es un porcentaje irrelevante. Que las peticiones de una ayuda tan básica como un plato de comida se hayan triplicado es intrascendente.

Qué tremendo ejercicio de hipocresía y qué carencia de escrúpulos hay que tener.

“Por sus obras los conoceréis”. Porque en esto han convertido ya Ourense, y ahora, no contentos con su “obra”, quieren perpetuar tan dantesca situación como copartícipes de la misma. Que todos sepamos cómo se ha llegado a esta situación, y que todos sepamos quiénes nos han derivado a ella.

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