Opinión

Endeudados sin sentido

El 10% de los hogares no puede pagar los recibos de la casa y el 17% llega con mucha dificultad a fin de mes. Estos y no otros son los problemas reales de los ciudadanos. Lo demás es política de escaparate que rechazo y no comparto. El resultado de las elecciones europeas trasmite un mensaje nítido: priman las personas y sus problemas, y priman las soluciones a nuestro día a día. Prima la honestidad y el rigor, y sobre todo prima combatir la corrupción y a los corruptos con toda nuestra energía.

Mientras, en nuestra ciudad de Ourense la deuda viva es de 43.958.000 euros, con un retorno a los ciudadanos en servicios y prestaciones muy deficiente. Y mi primera pregunta es, nos han endeudado ¿para qué y por qué? Sinceramente no espero una respuesta porque difícilmente puede argumentarse tanto desatino. Por lo que defiendo que se debe reducir el IBI en el Concello de Ourense entre un 5% y un 10% para 2015, y mantenerlo congelado hasta 2018 sin aplicar la actualización del IPC. De igual forma se debe tener en cuenta una bajada de las tasas de recogida de la basura y una reformulación a la baja del coste de los aparcamientos públicos, en una clara apuesta por la movilidad y el transporte público, ya que es necesario para contribuir al inicio de la recuperación económica y social de las familias ourensanas en un momento de extrema debilidad de las economías de las mismas.

Como también se debería prestar una mayor atención y apoyo a las políticas sociales, ya que debemos recordar que nuestra renta per cápita es de las mas bajas del Estado y son numerosas las familias y personas que están atravesando una coyuntura difícil y complicada. Lo que me deriva a decir que nuestro nivel de deuda debe ser combatido con bajadas de impuestos que reactiven nuestro consumo para que ello origine más ingresos. Esa debe ser la línea de actuación, como también se debe actuar sólidamente en la creación de empleo estable y de calidad, apoyando firmemente al comercio local. Prima el ciudadano y sus necesidades, lo que indudablemente nos deriva a una gestión de lo público eficaz y eficiente, y con retorno contrastado.

El apoyo a las familias y a las rentas medias y bajas se debe ejercitar como prioridad absoluta para recuperar una calidad de vida aceptable, para ello se debe renunciar a nuevas infraestructuras inviables económicamente y con nulo retorno a los ciudadanos, y ahondar en los servicios que necesitamos de una forma prioritaria en nuestro día a día. Como paliar la falta de aparcamiento público gratuito o que le suponga un bajo coste al ciudadano; o reconstruir una red de alcantarillado anticuada y en mal estado que continuamente origina graves problemas a los vecinos; como el estado de conservación y limpieza de calles y aceras, a todas luces deficiente y empeorado con un alumbrado público en mal estado e indebidamente regulado, resultando enormemente costoso su mantenimiento, a lo que hay que sumarle una inseguridad ciudadana creciente, donde la escasa presencia policial solo contribuye a aumentarla.

Pues bien, estos son nuestros problemas reales y donde deben emplearse los recursos públicos. Lo demás ni es justificable ni es honesto su planteamiento y gasto, ya que solo nos deriva a un camino de penuria que recae sobre los de siempre, los ciudadanos.

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