Opinión

Estáis destrozando Ourense

Ninguna de las veintisiete personas que se sientan en el salón de plenos del Concello de Ourense es válida para seguir ejerciendo de representante de los 105.000 ourensanos que aquí quedamos. Todo son inquinas, intrigas, incompetencia, vagedades, surrealismo, shows, tramas, desidia, ineficiencia, judicialización constante y permanente de su día a día... todos ellos están total y absolutamente desacreditados para seguir donde jamás deberían haber estado. A la ciudad de Ourense le ha tocado lidiar con lo peor y en el peor momento. Y me pregunto a mí mismo, cómo se puede conciliar el sueño, y la conciencia, provocando tanto perjuicio, tanto estrago a tantas personas de bien que solo quieren vivir tranquilas y en paz. Hoy, hablar del futuro de la ciudad de Ourense es una quimera, una sarcástica utopía, una pesada broma de mal gusto.

Nos hundimos a una velocidad de vértigo, y seguimos sin reaccionar asumiendo el triste destino que todos conocemos. Una ciudad decadente, envejecida, sin prácticamente relevo generacional, con calles donde hay más negocios cerrados que abiertos y en la cual la única apuesta presupuestaria de las Administraciones es reforzar la atención hospitalaria y crear más geriátricos, lo cual ya lo dice todo. ¿Dónde está el suelo industrial a coste cero como plan de choque para un Ourense que agoniza en la creación de industrias y empresas? ¡Qué tremenda aberración, qué atrevimiento el pedir tal cosa! ¿Solicitar que el suelo público industrial o comercial se pueda permutar a cambio de empleos estables y de calidad?, ¿qué atrevimiento es ese que puede incomodar a quienes hay que rendir pleitesía?

Les recuerdo que “únicamente” más de 600 empresas gallegas en los últimos 8 años se han trasladado a los polígonos y parques empresariales del norte de Portugal. En concreto, en el norte de Portugal y en un radio de 50 kilómetros desde la frontera con el sur de Galicia, hay actualmente 23 parques empresariales con siete millones de metros cuadrados de suelo industrial a un precio de menos de 20 euros el metro cuadrado, y con una ocupación de un 50% de pymes gallegas deslocalizadas que pagan sus impuestos y crean empleo en el país vecino. ¿Nos vamos enterando ahora de la realidad, o seguimos con la venda en los ojos? Cuántos perjuicios, miedos y demás, en decir claramente lo que sucede y por qué acontece, en un ejercicio de vallasaje sumiso hasta al hundimiento total.

Hace unos días, este mismo periódico nos alertaba de la problemática que está sufriendo Coren por el brutal coste energético, los carburantes y la alimentación animal. Y nos trasladaba su preocupación por la pérdida de competitividad. Pues miren, Coren no es únicamente la primera empresa de esta provincia por facturación y por número de empleos -siete mil familias, nada más ni nada menos-, sino que es nuestro buque insignia en todos los parámetros, es el sustento de nuestro rural y la garantía de que nuestro Ourense vaciado no se convierta en una desertización absoluta. Es una empresa que todos los ourensanos de bien llevamos en nuestros genes y en nuestro corazón, con mucho orgullo además. Coren es Ourense y Ourense es Coren. Por eso mismo no he visto que nuestras “fuerzas vivas”, por llamarlas de alguna manera, hayan salido en la defensa a ultranza y a preocuparse por las necesidades de la primera empresa de Ourense, alineándose en lo que hiciera falta para ayudar y colaborar en lo posible. No, no le visto ni leído ni escuchado. Es, por motivos como esté, por lo que siento verdadera vergüenza ajena de los representantes multicolores que tenemos en Ourense. Y estoy siendo extremadamente suave con esos figuras.

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