Opinión

Sin trabajo ni habitantes no hay ecología sino desierto

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, a través de su sala de lo contencioso-administrativo, ha paralizado la explotación de la sección C de la mina de Penouta, en el municipio de Viana do Bolo, dando así la razón a una denuncia del colectivo Ecologistas en Acción, como medida preventiva en aras, según el auto dictado, del interés general. El concepto de interés general que pone sobre la mesa el tribunal gallego choca frontalmente con el que defienden vecinos, partidos políticos y sindicatos del territorio que tal medida judicial pretende supuestamente preservar. Igualmente entra en colisión con la declaración de impacto ambiental favorable y demás autorizaciones administrativas obtenidas para dicha explotación por parte de la compañía minera Strategic Minerals Spain, que recibió la concesión para dicha explotación por treinta años en mayo del año pasado, en el marco de una operación más amplia que comenzó la pasada década con la reapertura de esa explotación minera en la parroquia de Penouta.

Viana do Bolo, que alcanzó su cénit demográfico en la década de 1960, precisamente cuando se inició la explotación

Porque la historia de la minería en Penouta no es reciente. La extracción del estaño comenzó a principios del siglo XX y se mantuvo activa hasta 1985, llegando a representar el 15 por ciento del estaño que se extraía en toda España. El cierre de ésta supuso la pérdida de un importante soporte económico en un municipio, Viana do Bolo, que alcanzó su cénit demográfico en la década de 1960, precisamente cuando se inició la explotación a cielo abierto de esta instalación minera. Los métodos empleados entonces buscaban la máxima rentabilidad al mínimo coste, con rendimientos muy bajos en la extracción del mineral y dejando un penoso legado ambiental, de balsas de acumulación de agua y escombreras.

Sin embargo, la recuperación de la actividad minera la pasada década se basó, precisamente, en el aprovechamiento de aquellas escombreras que habían deteriorado el paisaje de Penouta. La compañía puso en marcha una técnica mucho más eficiente que los métodos anteriores que permite recuperar de los residuos acumulados durante medio siglo, además de casiterita, mineral del que extrae el estaño, niobio y tántalo, estos dos últimos, metales de interés estratégico por su rareza y la alta demanda existente, especialmente por su uso en alta tecnología. La nueva metodología de explotación ofrece una solución eficiente y sostenible porque permite restaurar terrenos degradados, y de hecho la Unión Europea ha reconocido las buenas prácticas de economía circular llevadas a cabo en tal proceso.

Es dar futuro a una tierra condenada a la desertización

La extracción en la sección C permite dar continuidad a la explotación minera de Penouta durante al menos treinta años más, una actividad que cumple con todos los requerimientos ambientales exigidos por las administraciones públicas y garantiza no solo los puestos de trabajo de esa explotación, sino también los indirectos que se estiman en tres por cada empleo en la mina. Para una comarca como la de Viana do Bolo, es mucho más que un balón de oxígeno. Es dar futuro a una tierra condenada a la desertización, el peor de los males que afecta al rural de Ourense, de la Galicia interior y de toda la España vaciada.

En este contexto, cabría preguntarse, dónde está el verdadero interés general antes de tomar una medida judicial que más que preventiva frente a una actividad avalada por los controles de la Administración parece punitiva para un territorio que durante generaciones vivió el amargo destino de la emigración. Y es que hablar de la integridad de un territorio es hacerlo también de su población; ecología es tener en cuenta al paisaje con sus habitantes. Y en esta ocasión no ha sucedido así, como puede verse por el unánime y justificado enfado de los vecinos de Viana do Bolo que se sienten abandonados por un tribunal que ha fiado a una mera posibilidad, no a un hecho contrastado. Y el resultado es que lo que ahora está en peligro es el sustento de muchas familias. La ceguera de la justicia no siempre es una virtud.

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