Opinión

Los enemigos de Sumar

Una vez que el Movimiento Sumar, con sus quince partidos integrados, ha sido registrado como coalición ante la Junta Electoral Central, no sin una cierta dosis de intriga, se ha acabado el periodo de gracia del que ha disfrutado la vicepresidenta segunda y cabeza visible del nuevo artefacto político, Yolanda Díaz, por lo que comienza el periodo del pim pam pum contra un adversaria política que ja logrado con la unidad de los partidos de izquierda que siempre han andado a la greña, a veces por cuestiones formales, otra por la lucha de egos y en el menor de los casos por diferencias ideológicas o de proyecto. 

Yolanda Díaz ya ha comenzado a recibir críticas por su pasado político en Galicia, por haberse desprendido de quienes fueran sus mentores, incluido Pablo Iglesias que la aupó a la vicepresidencia del primer gobierno de coalición de la democracia, como si se pudiera ocultar cualquier episodio de una política con trienios de actividad. Que el fuego graneado lanzado desde la derecha política y mediática va a ser una constante en los días que quedan hasta las elecciones del 23J va de suyo, tendrá todas las aristas posibles y pondrá a prueba su capacidad de resistencia y la solidez de su proyecto más allá de las palabras bonitas que tan vacías suenan a veces. 

Tampoco el PSOE se va a quedar atrás, porque lo que ha quedado atrás era la apuesta táctica para que Yolanda Díaz sacara adelante su proyecto y a su izquierda no se fraccionara el voto, como ha ocurrido en las elecciones territoriales, si Pedro Sánchez quiere disponer de una nueva posibilidad de reeditar un gobierno de coalición. Los socialistas esperan que Sumar saque a mucha gente de la abstención y que simultáneamente pueda movilizar al votante socialista y obtener réditos del llamamiento al voto útil. Pero Sumar también puede pescar en su caladero y no está dispuesto a perder la primogenitura de la izquierda ni que crezca tanto como para que pueda tener la tentación, como la tuvo Pablo Iglesias, del sorpasso al PSOE. Este enfrentamiento también entra dentro de las coordenadas de cualquier campaña electoral. 

Si el proyecto de Sumar quiere tener un mínimo éxito, trasladar a la sociedad la ilusión que a juicio de Yolanda Díaz ha provocado la unidad a la izquierda del PSOE, la líder del proyecto tiene que conjurar la acción de los enemigos internos. Ahora comienza la búsqueda del disidente, la declaración del despechado o del perdedor que cuestiona la forma y el fondo del acuerdo, los vetos y las prebendas. Sumar puede sufrir el proceso de disolución vivido con Podemos y las confluencias territoriales, pero no antes de que se pase por las urnas. Si alguien entre los vencedores y vencidos de este proceso pasa facturas al cobro y se enredan en líos internos las posibilidades de éxito se perderán antes de votar. La izquierda del PSOE demostrará madurez y sentido político si es capaz de además de mantenerse unidos, parecerlo. 

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