Opinión

El AVE desde Finisterre

Después de años de paciencia, muchos asturianos al igual que otros muchos españoles esperábamos con impaciencia el nuevo avance del AVE a Galicia con la puesta en servicio de nuevo tramo entre Pedralba de la Pradería y la estación de Ourense, que completa un total de 463 km. del trayecto desde Madrid, cuyo primer tramo entre La Coruña, Santiago de Compostela y Ourense de 149 km. ya estaba en funcionamiento desde el mes de diciembre de 2011.

Mi curiosidad me empujó a contemplar imaginariamente el evento desde Finisterre para ampliar lo más posible la perspectiva de un acontecimiento de tanto calado nacional e internacional, porque la niebla que suele reinar en el Alto de O Fiouco no nos deja disfrutar de buena visibilidad a los asturianos para sentir algo más que sana y distante envidia de nuestros vecinos gallegos. Nada más asomarme al balcón informativo, lo primero que me llamó la atención es que la memoria histórica se tomó unas vacaciones, probablemente para dejar a Sánchez hacer de las suyas en sus comparecencias ante los medios. Nadie se atrevió a recordar que el AVE a Galicia (igual que el de Asturias) no nació de la caída de un meteorito ni de una erupción volcánica. Hasta 1996, estas infraestructuras no existían siquiera en el imaginario del gobierno socialista de la época.

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Como pueden comprobar en el plano del Plan Director de Infraestructuras PDI 1993-2007 aparecía media España unida por Alta Velocidad: Sevilla y antenas a Málaga, Cádiz y Huelva; Zaragoza, Barcelona y frontera por Figueras; Bilbao y frontera por Irún; Valencia; y Valladolid. El resto de España, especialmente todo el Noroeste, estaba fuera de los mapas proyectados para el AVE. Los documentos que acreditan estas afirmaciones con los planos que describen gráficamente la falta de voluntad del gobierno socialista para que Galicia, Asturias, Cantabria y la mayor parte del territorio de Castilla y León disfrutaran de alta velocidad, se conservan en las hemerotecas.

Tuvo que producirse un cambio de gobierno en 1996 para que cambiara la política de empleo, la convergencia de España con Europa, la entrada en el euro, la cohesión territorial en los planes de infraestructuras viarias, ferroviarias, portuarias, aeroportuarias e hidráulicas… y entre ellas el Programa de Alta Velocidad cuyo objetivo era llevar el medio de transporte más respetuoso con el medio ambiente a todas las provincias españolas, sin que nadie necesitara reivindicar su derecho a estar incluido en la España poblada.

Fue entre 1996 y 2000 cuando el gobierno del Partido Popular presidido por José María Aznar diseñó y puso en marcha, con la ayuda de los Fondos Europeos que recibía España, el Plan de Infraestructuras de Transporte PIT 2000-2007 (con horizonte presupuestaria 2010) al amparo del cual se inició el proceso de Estudios Informativos, Declaraciones de Impacto Ambiental, Proyectos y Presupuestos de los corredores ferroviarios de Alta Velocidad hacia Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, País Vasco, Navarra, Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla La Mancha, resto de Andalucía y Extremadura.

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En el año 2004 estaban en obras los tramos principales de la Variante de la Pajares del AVE entre León y Oviedo, con el objetivo de su entrada en servicio en el año 2011, gracias a que los dos grandes túneles de 25 km se calaron completos en el año 2009. En el año 2004 estaban en obras los primeros tramos entre La Coruña, Santiago de Compostela y Ourense, que se pusieron en servicio en 2011. Entonces todavía estaban en fase de estudios y proyectos los tramos que se acaban de inaugurar entre Lubián y Ourense, cuyas obras aún se estaban licitando en 2011.

Desde Finisterre se ve mucho mejor que desde la cima del Aramo lo que sucedió en Asturias y Galicia en los últimos diez años, y las razones por las que el tren Madrid-Ourense está en servicio en el año 2021, mientras que el tren Madrid-Oviedo tiene que esperar dos años más. De entrada, se percibe aritméticamente la diferencia entre el AVE que recorrerá los 463 km entre Madrid-Ourense en 2 horas y 15 minutos según se acaba de anunciar, y el mal llamado “tren rápido” que recorrerá los 475 km entre Madrid-Oviedo en 2 horas y 56 minutos, según anunció ADIF el pasado año. Asturias no solo marcha con retraso en el tiempo sino que retrocede en cohesión territorial frente al resto de las CC AA, incluida la vecina Galicia. Sobre todo, se percibe nítidamente la diferencia entre el “churro ferroviario” derivado de pervertir la gran Variante de Pajares diseñada en alta velocidad y con ancho europeo para reducirla parcialmente a un vulgar tramo de ferrocarril de velocidad convencional con el decimonónico ancho Renfe, mientras el diario “La Región” de Ourense anuncia que el tramo recién inaugurado “no es el final del camino, sino que restan objetivos que cumplir: la ejecución del tramo pendiente (15 km) entre Taboadela y Ourense para liberar el corredor convencional adaptado para no retrasar más los AVE”. Es decir, en Galicia se respetan las líneas del ferrocarril convencional mientras en Asturias se anuncia el abandono definitivo de la vieja rampa de Pajares.

Desde Finisterre lo mismo que desde la cima del Aramo, como ciudadano comprometido con mi país, me alegro con todos los gallegos y por España de los avances ferroviarios del AVE a Galicia que nacieron y crecieron bajo el impulso de los Gobiernos de José María Aznar y de Manuel Fraga. Y deseo fervientemente que los avances culminen con los accesos a los puertos de La Coruña, Vigo y El Ferrol mediante vías de ancho UIC (europeo) que completen la integración de Galicia en el Espacio Ferroviario Único europeo, algo que a los asturianos nos queda aún muy lejos.

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