Opinión

La humillación de un líder

Vicente Risco, hombre de vasta cultura, fue el ideólogo más importante del nacionalismo gallego y su aportación conformó las bases nacionalistas en Galicia desde una concepción similar a la de Sabino Arana.. En su libro “Teoría do nacionalismo galego” define la nación como un hecho natural basado en la tierra, la raza, la lengua, la organización social, la mentalidad y el sentimiento. Tras su apoyo al régimen franquista y su marcha a Madrid le abochornan sus excompañeros con la despreciativa frase que recoge Castelao en su obra “Sempre en Galicia”: “…decía Risco, cando Risco era alguén”.

Salvando las distancias, sobre todo culturales, Núñez Feijóo ha sido degradado, como Risco, de “cabeza de ratón a cola de león” y ha dejado su “halo” de liberal vencedor en cien batallas para transformarse en monaguillo de la extrema (cada vez más extrema) derecha. Observando su rostro de perdedor, más de uno ha sentido lástima por la humillación a la que le someten los nobles de la corte madrileña que solo obedecen a la reina de la “fruta”. Tratando de que se olviden de su procedencia provinciana, derechiza al PP más de lo que había hecho su fundador, Fraga Iribarne. Y en pocos meses su aportación a la política nacional ha sido la más negativa desde la aprobación de la Constitución. Su ambición y deseos de borrar al sanchismo, sin propuestas constructivas, le dejan en evidencia como agitador de la movilización irracional de la mayoría de magistrados y de muchas personas en las calles de nuestro país, en contra de un proyecto de amnistía sin conocerlo y sin haber sido aprobado. La violencia ha vuelto a las calles, sin que los ciudadanos que participan sean conocedores de las consecuencias de los textos que rechazan Vox y el PP.

El Viejo Milenario duda, a pesar de la capacidad demostrada por el presidente Pedro Sánchez, en que consiga que se cumpla lo pactado con los partidos que sostienen al Gobierno, por las prioridades en las líneas de gestión y la falta de cohesión de Sumar y el divorcio de Yolanda y Podemos,. y el reto que supone gobernar a los republicanos en un Estado monárquico. La resiliencia lo dirá.

Cosas veréis que no creeréis: Risco vivió los últimos años con el cariño y el respeto de los creadores de arte que supieron beber de la sabiduría de un hombre temeroso de la historia, algo que tenían que tener presente los políticos actuales. 

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