Opinión

Tenebrosos capítulos

Qué pueblo o nación no ha tenido, a lo largo de su historia, algún capítulo tenebroso que trata de ocultar para no avergonzarse de su pasado? Las brutales colonizaciones que exterminaron a pueblos y civilizaciones sin otra justificación que su superioridad militar. El genocidio sistemático de minorías marginales que rompían la uniformidad de las mayorías. El sacrificio de los débiles y dependientes eliminados para purificar la raza. La persecución sangrienta de los que discrepaban del poder dominante. El sacrificio de herejes e infieles en nombre de la verdad única de un dios sanguinario. La tortura y asesinato de aquellos que mantenían ideales opuestos a los poderes dictatoriales. La traición a su pueblo de dirigentes cobardes que no dudaron en delatar a sus conciudadanos. Todo ello forma parte de la historia de la humanidad.

La lista seria interminable y es consustancial con la condición de quien conserva un agresivo cerebro reptiliano. Cartago arrasada por los romanos después de la batalla de Zama. Miles de galos pasados por las armas en tiempos de Julio César. Treinta y seis millones de muertos en la represión posterior a la revuelta de Ang Lushang por la dinastía Tang, en la China de mediados del siglo VIII. Las matanzas de Tamerlán (Timur Lang) con más de diecisiete millones de víctimas. El genocidio de pueblos aborígenes americanos desde que Colón llegó a las Indias, que hasta la actualidad se puede cifrar en más de ciento veinte millones de amerindios, negros y mestizos inmolados. Quizás el más elevado número de muertos haya sido a causa de la colonización inglesa en China (la larga guerra del opio), la India, Pakistán y todo el continente de Oceanía; los colonos ingleses en Australia y Tasmania llegaron a organizar cacerías de nativos hasta su exterminio (Tasmania) o cerca de ello (Australia). Pero los asesinatos más crueles y sanguinarios los cometieron los belgas en el Congo, con matanzas sistemáticas durante veintitrés años (1885-1908) bajo la autoridad de Leopoldo II, que redujo la población congoleña de treinta millones a nueve. Cabria citar las dos grandes guerras mundiales, los crímenes de Stalin, el holocausto judío, la guerra de Vietnam, las matanzas de Pol Pot en Camboya, las masacres de Ruanda y de Uganda, los genocidios kurdo y armenio, el nuevo holocausto palestino, los muertos del franquismo y un interminable etc.

Guerras, holocaustos, genocidios, matanzas, persecuciones, torturas, hambrunas…; ¿quién pide perdón? ¿Quién debe desmitificar a los Pizarro, Hernán Cortés, a las cruzadas, a los Austrias, a los Borbones, a la Inquisición, a los papas corruptos, al colonialismo europeo, a los bombardeos de Dresde, a Franco, a los imperios sanguinarios, al séptimo de caballería, a Truman, a Kennedy…?, a tantos nefastos héroes malditos, que desde Alejandro Magno vienen sembrando el odio, la guerra, la destrucción y la muerte; siendo glorificados como grandes hombres, cuando la realidad era que tenían un corazón insensible al dolor.

Sin embargo siempre existen mentes lúcidas que son capaces de objetivizar los acontecimientos históricos que afectan a su pueblo. Tal es el caso de Raul Hilberg, historiador austriaco de origen judío, en cuya obra más conocida, “The destruction of the European Jews”, además de explicar detalladamente el holocausto, hace referencia a la colaboración de los dirigentes judíos con los nazis; en Ámsterdam, Varsovia, Berlín o Budapest, donde formaban listas de aquellos miembros de sus comunidades que habían de ser deportados a campos de exterminio; llegando, en su cobarde colaboración, a distribuir enseñas con la estrella amarilla de distintos grados. Este hecho, como describe Hannah Arendt, pone en evidencia que todos tienen un capítulo tenebroso en su historia, (aunque unos más que otros). Por todo ello felicito al Parlamento de Galicia, por haber condenado los crímenes del franquismo.

Te puede interesar