Opinión

EL MAGMA ISLÁMICO

La revuelta de masas avanza por los países del Islam. Una especie de fiebre contagiosa las impulsa a decir: ¡Hasta aquí hemos llegado! ¡No soportamos por más tiempo tanta tiranía! Ante este fenómeno, Europa se muestra perpleja y adopta una posición ambigua.


Veamos: hasta la fecha los occidentales han sido el soporte que permitió a los sátrapas seguir oprimiendo a sus pueblos. Gadafi no duda en masacrar a la población en masa. Y este Gadafi ha sido recibido siempre con los máximos honores en países de nuestro entorno. Pues bien, Occidente se sintió cómodo por la cooperación prestada por los autócratas islámicos frente al terrorismo, por la seguridad que daban al suministro de carburantes y por el control de las migraciones hacia nuestro continente.


Pero esta política seguida tanto tiempo vemos ahora que ha sido un error. Esa paz y ese control que nos favorecía eran artificiales. La realidad era otra: en los sustratos profundos de esos pueblos oprimidos se iba acumulando toda una gran energía que al fin estalló. Europa no puede estar tranquila.


Hay preguntas inquietantes: en definitiva ¿qué sesgo tomarán las revueltas? ¿Cristalizarán en algo parecido a una transición democrática estilo occidental o, por el contrario, en ellas alientan átomos de terrorismo religioso? El tiempo pronto lo dirá.

Te puede interesar