Opinión

DEL MUNDO QUE TENEMOS

La mala fama de este mundo nuestro tuvo tempranos difamadores. Allá por el siglo VI a.C., un tal Parménides, muy seguro de lo que decía, afirmaba que 'el mundo -tal como lo percibimos por los sentidos- es irreal'. De ser así, ¿qué consideración nos merece? Lo razonable, al respecto, sería mostrarle un olímpico desprecio. Más tarde vino Platón para ofrecernos un gran consuelo. Se inventó un mundo ideal, auténtico, que contrapuso a este tan irreal y engañoso.


Aristóteles, más sensato, se acerca a nosotros y nos dice la forma con la que podemos alcanzar aquello que todo humano desea: la felicidad. La persona -según el Estagirita- encontrará la felicidad si ejercita aquello que más le distingue de todos los seres, la razón, la inteligencia. De ahí su exaltación de la 'vida teorética'. Luego, llegaron los grandes fundadores de religiones con sus vehementes desprecios hacia todo lo terreno. Por desgracia, pueden aducir infinidad de ejemplos. (El inmenso dolor del pueblo japonés nos conmueve).


Termino evocando algo de la filosofía pedestre de Sancho Panza cuando afirma: '...en este mundo que tenemos, adonde apenas se halla cosa que esté sin mezcla de maldad y bellaquería'.

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