Opinión

Un termo, último objeto de deseo

En los últimos años, se ha producido una fiebre creciente en torno a los termos Stanley, una marca tradicionalmente reconocida por su calidad en herramientas y utensilios para exteriores. Lo que comenzó como un simple accesorio para mantener las bebidas calientes o frías durante largos periodos de tiempo, se ha convertido en un artículo de moda y un símbolo de estilo de vida para muchos consumidores. 

El termo Stanley se ha ganado la reputación de ser duradero, resistente y fiable. Su diseño clásico, con su icónica forma cilíndrica y su tapa de rosca, lo convierte en un objeto fácilmente reconocible y deseado por muchos. Ya sea para llevar café caliente en un frío día de invierno o agua fría en un caluroso día de verano, el termo Stanley se ha convertido en un compañero indispensable para muchos amantes de las actividades al aire libre. 

Pero ¿cómo ha sido posible que un simple termo se haya convertido en un objeto de deseo para tantos consumidores? La respuesta radica en varios factores que han contribuido a la creciente popularidad de la marca Stanley. En primer lugar, la calidad superior de sus productos ha sido un elemento clave. Fabricados con acero inoxidable de alta calidad y aislamiento al vacío, los termos Stanley son capaces de mantener las bebidas calientes durante 12 horas y frías durante 24 horas, lo que los hace ideales para su uso en cualquier situación. 

No solo la calidad y el diseño han contribuido al éxito de los termos Stanley porque esto nunca es suficiente. La marca ha sabido aprovechar el poder del marketing y las redes sociales para incrementar su visibilidad y llegar a un público más amplio. A través de campañas publicitarias ingeniosas y colaboraciones con influencers y celebridades, la marca Stanley ha logrado generar un buzz en torno a sus productos y posicionarse como una marca de referencia en el sector de los utensilios para exteriores. 

Pocos conocen que detrás del éxito que han alcanzado estos termos se encuentra Terence Reilly, el actual presidente global de Stanley. Reilly anteriormente trabajó en Crocs como director de marketing, en donde supo llevar a la marca a lo más alto convirtiendo a unos zuecos de plástico en uno de los productos más populares del mercado. 

En el caso de los zuecos, la opinión inicial era la de un producto poco elegante, tosco y propio de una persona descuidada. No obstante, lejos de cejar en su empeño, la marca intentó luchar contra esa percepción con éxito y, a día de hoy, hasta Balenciaga ha estado interesada de trabajar con ellos.

Stanley tiene semejanzas con Crocs, pero la diatriba con la que se encontró la centenaria marca de herramientas no era la de un producto feo sino el cómo captar la atención del target femenino. 

La estrategia de Reilly quiso poner el foco no solo en el público femenino sino también en las redes y los influencers, como ya había hecho con los zuecos. Fruto de una cuidada e innovadora estrategia de marketing las ventas se han disparado en todo el mundo y también ha producido colaboraciones exitosas como la última con Starbucks que ha llevado a viralizarse en México por las largas colas para adquirir el termo y por las peleas fuera de las tiendas por la escasez, o llámese exclusividad, del producto. 

Su éxito es el resultado de la combinación de varios factores. La calidad superior de sus productos, el diseño atractivo y funcional, la apuesta por la sostenibilidad y el medio ambiente pero sobre todo el uso inteligente del marketing y las redes sociales y la creación de una comunidad de seguidores leales que han hecho de los termos Stanley un objeto de deseo para muchos. Ya sea para disfrutar de una bebida caliente en el campo, mantenerse hidratado durante una ruta de senderismo o simplemente presumir de estilo en el trabajo. 

¿Ya tenéis el vuestro?

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