Opinión

Día de gran actualidad


De muy gran actualidad es el día del Domund que hoy celebramos. Siempre lo fue pero hoy en día incluso podemos afirmar que el inmenso trabajo de nuestros misioneros está bañado con sangre, incomprensiones, cárcel y desprecios. Es la realidad actual de muchos misioneros que pretenden ser testigos de quien les llamó a anunciar el Evangelio. Aunque parece que son noticias políticamente discutidas, la realidad está en tantos que siguen dando sus vidas, perseguidos, degollados muchos, quemadas infinidad de iglesias y además expulsados o encarcelados.

Es el lamentable caso de Nicaragua, donde la dictadura ha expulsado a religiosas y religiosos, ha encarcelado a un obispo y otro vive exiliado y la nunciatura pasa momentos muy tristes. Esta es la libertad religiosa que pregonan algunas dictaduras a las que les molesta que se les digan verdades que para algunos de estos dictadores son improcedentes. Pero es también Nigeria, Etiopía y ahora El Salvador. Muy triste espectáculo que dice muy poco del clima de libertad que proclaman los Derechos Humanos y nada digamos el espíritu de las Bienaventuranzas.

Países de varios continentes que se niegan a admitir esa libertad que en pleno siglo XXI debiera ser la tónica a seguir. Libres para construir una convivencia en la que se permita a todos manifestar sus creencias y profesar su fe.

Es muy triste comprobar cómo se destruyen iglesias y cómo se destrozan y queman imágenes y símbolos religiosos en varios países de este mundo moderno. Sin duda, en los primeros tiempos el Coliseo romano se bañó de sangre de tantos mártires que defendían su fe, pero hoy en día nos atrevemos a afirmar que es mayor el número de creyentes que rubrican sus fe vilmente asesinados. Porque algunos claramente represaliados por regímenes imperantes y otros que mueren porque esos regímenes miran para otro lado. Son incontables los misioneros asesinados y las comunidades de fieles quemadas y golpeadas por quienes debieran mantener un orden para que cada uno se exprese a su gusto. 

Por todo ello, el día del Domund adquiere una palpitante actualidad. Las huchas que portan tantos niños por nuestras calles son un recuerdo y también un testimonio de unas colectas que sin duda paliarán la angustia por la que atraviesan los misioneros actuales cuando se cambian los regímenes políticos para encauzar a los pueblos en un sentido de todo punto inaceptable.

El papa Francisco se cansa de recordar a tantos criminalmente asesinados pero, por desgracia, muchos hacen oídos sordos. Y algunas religiones siguen pensando que sus creencias se introducen por la fuerza y eso es la negación absoluta de los Derechos Humanos.

Esta diócesis ourensana siempre ha dado muestras de su espíritu misionero y hoy más que nunca ese espíritu debe inundar el sentir y la fe de todas y cada una de nuestras comunidades.

Te puede interesar