Cada vez es más cierto que tenemos en nuestro entorno demasiados factores que nos afectan de manera directa en la toma de nuestras decisiones ante temas de trascendental importancia. Me refiero una vez más a los medios de comunicación, sin entrar en los supuestos estimatorios de que si lo hacen éticamente mejor o peor unos que otros. La realidad de las cosas puede cambiar sustancialmente según quien lo cuente y en función de cómo se cuente. Pongamos un ejemplo. En el último pleno del Consello Escolar de Galicia del día 8 se discutían enmiendas hechas por los grupos que tienen representación en cuanto a 20 decretos de formación profesional, y es habitual que para agilizar la sesión plenaria se llegue a acuerdos de votar conjuntamente aquellas enmiendas que son afines siendo aún de diferentes grupos. Cuando la enmienda es votada y no prospera, es decir, es rechazada, nadie nos cuenta quien fue el que la presentó.
Por el contrario, sucede a menudo que cuando la enmienda es aceptada podemos leer en la prensa que tal o cual colectivo ha logrado que en el dictamen del Consello vaya tal o cual propuesta de modificación, olvidando que es gracias a los apoyos la mayoría del pleno que la propuesta sale adelante. Volviendo a nuestro ejemplo plenario hay que apuntar que en estricto orden de llegada de las enmiendas al Consello éstas son discutidas y poco debiera importar que FETE-UGT, CCOO o la Confederación Intersindical Galega estuviesen por este orden a la hora de la defensa. Lo que algunos supieron destacar en sus titulares es que el Consello salvó el módulo de Cociña galega de Vangarda y este hecho es el que realmente debiera importarnos, porque el día a día nos irá mostrando nítidamente que este Gobierno de la Xunta, que logró la mayoría de los votos de los gallegos, une como pocas veces se habrá visto en la historia reciente a los agentes sociales que quieren velar por el buen funcionamiento de las instituciones para alcanzar los derechos y ejercer los deberes que cada grupo profesional tiene. Estoy seguro que el esfuerzo que en esta ocasión ha hecho el Consello Escolar de Galicia al emitir en un dictamen su rechazo a eliminar dicho módulo de Formación Profesional que ya estaba publicado en el Diario Oficial de Galicia no será una anécdota sin trascendencia, sino que debiera servir para que la Administración Educativa tome buena nota de que el órgano consultivo de mayor representación en el ámbito de la Educación está para ayudar y no para decirle a todo, que sí. Con todo sería deseable que la consellería que dirige el señor Vázquez permita el juego democrático, como hasta ahora lo hace, y no tome rumbos no deseables del pasado en los que el Consello Escolar de Galicia era algo así como un souvenir muy entrañable que había que convocar tres veces al año, por ley, y al fin y al cabo no tenía otra utilidad mayor que verificar lo que la Administración hacía. Los tiem pos han cambiado, imponiendo una dinámica en los órganos consultivos muy diferente a lo que nos tenían acostumbrados. Quizás sea por eso que en esta ocasión la Administración educativa perdió la votación e incluso votó finalmente en contra del dictamen elaborado.
Por otra parte, no puede menos que preocuparme que los logros colectivos se hagan particulares con el fin de ir preparando la campaña electoral sindical que viene de camino. No tiene nada de particular que informemos a los ciudadanos que uno u otro MRP (movimiento de Renovación Pedagógico), sindicato o colectivo representado tuviese la iniciativa positiva aceptada, lo que no tiene demasiado sentido es que se excluya a todos los demás como si solamente dependiese de unos pocos. Este tipo de manifestaciones y actitudes sólo conducen a que nos apartemos de la realidad y experimentemos la contingencia de ver un montón de protagonistas solitarios vendiéndonos el producto al mejor postor.
(*) Miembro del Consello Escolar de Galicia
