Opinión

La economía, al margen del debate riguroso


Mucha gente se pregunta –especialmente los más próximos al PSOE, también bastantes analistas– por qué en un país como España, donde las cosas de la economía no van tan mal, dentro de lo que cabe esperar en una crisis que afecta a toda Europa por la guerra y los coletazos de la pandemia, el Gobierno ha sido objeto de un castigo electoral tan fuerte.

Como en España hay tanta controversia –para el PP todo va mal y para el PSOE casi todo va bien–, e incluso hay dudas sobre las fuentes, veamos qué dice el Fondo Monetario Internacional (FMI), ajeno a las trifulcas internas. Para el FMI, la economía española superará este año el nivel prepandemia, aunque su pronóstico sigue lejos del 2,1% de aumento del PIB que aguarda el Gobierno. Desde Washington suben, por tanto, la previsión de crecimiento de España para 2023, si bien rebajan la de 2024.

“Europa necesita que la apuesta de Sánchez dé sus frutos”, llega a decir The Guardian, en un editorial ante el 23-J. Este diario progresista británico destaca sobre todo que el Ejecutivo de Sánchez tiene “una historia económica positiva” y que ha superado la crisis energética y la inflación mejor que otros países europeos.

¿Será que lo que se ve desde fuera, en España pasa inadvertido o está eclipsado por otros asuntos? Puede ser. También es posible que el PSOE se haya centrado demasiado en hacerle ver a la gente los riesgos de la extrema derecha, en vez de plantear una campaña en positivo, poniendo en valor las cosas que están funcionando, sobre todo en el ámbito socioeconómico, “cosas que podrían estar en riesgo si gana la alternativa”, que es lo que sugiere García Paje, el socialista con mayoría absoluta en Castilla-La Mancha.

Si en España fuese posible debatir en serio y con rigor –con datos–, PP y PSOE deberían admitir que hay cosas que están mejorando, como el empleo y la inflación, y otras que exigen más esfuerzos, como el déficit público y la deuda del Estado. Pero en España no se debate sobre estos asuntos a fondo, sino con una brocha gorda que solo pinta de blanco o de negro. Sería una ingenuidad pedir ahora mismo un debate pausado, estando el 23-J a la vuelta de la esquina. Hoy prima lo emocional, también la manipulación.

Tras su primer mandato, el principal mensaje político del socialista Felipe González en la campaña electoral de 1986 –situación análoga a la de Pedro Sánchez, que acaba de cerrar su primera legislatura– fue: “Solo hay dos proyectos, los de siempre y el que representa el PSOE, capaz de gobernar y al mismo tiempo de construir el futuro de progreso”. La necesidad de acertar con el ritmo de la historia para consolidar un proyecto de futuro fue la idea motriz de aquella campaña.

En otros mensaje-fuerza González había señalado estas tres cosas: 1) “Estamos orientando a España por el camino que necesita desde hace dos siglos”. 2) “Vamos a ganar, porque este pueblo es dueño de su destino y no quiere volver la vista atrás”. Y 3) “Ánimo, ánimo, vamos a ganar”, que fueron sus últimas palabras en el mitin final de campaña. Por su parte, el entonces portavoz del Gobierno, Javier Solana, impregnó su discurso de emotividad y lirismo. En su dibujo de lo que debía ser la España del futuro habló de la necesidad de que todos los corazones del país solo estuvieran capacitados “para querer y no para odiar”. Resultado del PSOE en 1986: mayoría absoluta. 

@J_L_Gomez

Te puede interesar