Opinión

Julio o septiembre, meses de tipos más altos

Mucha gente se pregunta qué va a pasar con los tipos de interés en la eurozona. Tanto la que tiene dinero, para orientarse a la hora de invertirlo, como la que no lo tiene y necesita pedirlo prestado. Hay un debate en las alturas, muy macro, pero a pie de calle hay otro no menos importante. La gente aguarda, por ejemplo, que los bancos empiecen a pagar por el dinero de las cuentas. 

Aunque la política monetaria es relevante, la discusión de fondo seguramente se centrará cada vez más en materia fiscal, ya que lo que está en juego es la reducción de la deuda pública. También la inflación, claro, pero aun siendo ésta un grave problema, es menos estructural que la deuda.

La deuda se ha incrementado significativamente debido a las medidas adoptadas para hacer frente a los efectos de la pandemia y ahora toca evitar déficits y niveles de deuda excesivos para preservar la credibilidad frente a los mercados de capitales.

Mal se puede permitir que los niveles de deuda aumenten indefinidamente, ya que no solo podrían saturarse las finanzas públicas, sino que sería demasiado costoso hacerlo en tiempos de altos tipos de interés. Lo que ya paga España hoy, por ejemplo, está fuera de toda lógica.

La Comisión Europea ya ha presentado propuestas para el futuro marco de gobernanza económica, pero se requiere también un trabajo adicional para establecer normas fiscales claras que se apliquen de manera equitativa a todos los Estados miembros.

Realmente, la respuesta a la pregunta inicial está en todo esto, lo que prueba la dificultad de tener un pronóstico hoy en día. A riesgo de no acertar, lo más probable es que el Banco Central Europeo (BCE) suba los tipos de interés oficiales –todavía más bajos que los de EE UU– mediante un endurecimiento gradual. Se sabrá en julio o en septiembre, en función de los datos de empleo, con Alemania como referencia.

Las previsiones económicas podrían revisarse a la baja y Bruselas –léase también Alemania– ambiciona una normativa fiscal sin presiones inflacionarias, compatible además con los desafíos geopolíticos, como el cambio climático, la digitalización y la política de defensa, condicionada por la guerra en Ucrania. En lenguaje más coloquial, que casi nada pinta bien.

Gobierno quien gobierne, España deberá hacer ajustes, ya que habrá una normativa de Bruselas para reducir la deuda. Probablemente habrá discusiones entre la Comisión Europea y los Estados miembros para ver hasta dónde se llega con la supervisión fiscal, sin perder de vista su impacto en las reformas económicas. Todo volverá a ser complicado, pero tal vez menos duro que en la crisis anterior. Más que rescates habrá ajustes.

De momento, el BCE ha decidido aumentar los tipos de interés en un cuarto de punto, alcanzando el 4% y marcando la octava subida consecutiva. Esta medida afecta negativamente a quienes deben renovar su hipoteca, ya que experimentan un aumento medio de 300 euros en sus cuotas. Sin embargo, los mercados consideran que el BCE se acerca al final de su ciclo de subidas –ahora en el nivel más alto desde 2008– y que podría detenerse pronto, tras la mayor escalada de tipos en su historia. 

En EE UU, la Reserva Federal ha decidido detener temporalmente el aumento de los tipos de interés después de diez incrementos consecutivos. El último rango se sitúa entre el 5% y el 5,25%, el nivel más alto desde 2007. 

@J_L_Gomez

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