Opinión

La política monetaria no será suficiente

Por el bien de los españoles, especialmente de los que están sin trabajo, Rajoy debería alinearse en la UE con el francés Hollande, porque a España le interesa más lo que propone Francia que lo que impone Alemania

Ni siquiera los abanderados de la política europea de austeridad –Angela Merkel, Mariano Rajoy…- tienen un solo dato objetivo que la avale. Pero, aun así, tiene apoyos”, como advierte el profesor Antón Costas. ¿De quiénes? Especialmente, de las élites financieras y de grandes corporaciones multinacionales. “A los que les van bien las cosas, les gusta la austeridad..., pero para los otros, no para ellos”, concluye este catedrático gallego afincado en Barcelona, que ahora es el presidente del Círculo de Economía, un lobby importante de Cataluña.

Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), tuvo que irse este verano a las montañas de Jackson Hole en Estados Unidos para convertirse en el primer líder de la Unión Europea que admite sin ambages que la política económica no funciona.

Por mucho que diga Merkel y repita Rajoy, tal vez sin saber siempre de que habla, las cosas van mal en Europa. Y si Europa va mal –Francia sin ir más lejos, el primer cliente español- es difícil, por no decir imposible, que España pueda ir bien. Si alguien debería saberlo es el presidente del Gobierno.

La prueba de que la Unión Europea va mal es el paquete de medidas de Draghi de esta semana: tres inyecciones en vena para el enfermo. El BCE ha bajado el tipo de interés oficial hasta el 0,05%, le cobrará más a los bancos por sus depósitos en el banco central -0,20%- y anuncia la compra de activos privados, que es otra forma de aportar liquidez. Pero con todo eso, a pesar de su importancia, no va a llegar, de ahí que el presidente del BCE apele a las limitaciones de la política monetaria.

¿Qué más falta? Políticas de crecimiento. Las medidas de Draghi pueden intrepretarse como un andídoto frente al estancamiento, pero para crecer y crear empleo harán falta planes de inversión y seguramente rebajas de impuestos. No solo en España sino en el conjunto de la Unión Europea. Así lo reconoce la propia Comisión Europea: la demanda interna y la inversión siguen siendo débiles en la UE.

Ya lo hemos comentado en Cuenta de resultados: Rajoy se equivoca de estrategia al alinearse con un país como Alemania cuyos intereses nada tienen que ver con los españoles. Su política de austeridad no funciona, hay millones de parados y si bien es verdad que eso poco o nada les importa a las grandes corporaciones ni a Alemania, a todos los demás sí. Porque sufren, no por otra cosa. No es nada personal.

Por el bien de los españoles, especialmente de los que están sin trabajo, Mariano Rajoy debería estar alineado en la Unión Europea con el francés Françoise Hollande, porque a España le interesa más lo que propone Francia que lo que impone Alemania. Se lo ha dicho Antón Costas, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona: "Alinearnos con las posiciones alemanas puede ser políticamente conveniente, pero es malo para la economía (española)".

Alemania, a pesar de su bajo crecimiento, se lo puede permitir: apenas tiene desempleo y su Gobierno quiere proteger los intereses de sus ahorradores y de sus bancos, lo cual puede tener sentido en su lógica interna, que no europea. Pero países como España no. Porque la economía europea amenaza con entrar en una tercera recesión. Italia ya lo hizo y Francia está a un paso.

Aterra pensar que en España ya hay gobernantes que están haciendo fiesta tras las medidas de Draghi.

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