Opinión

Futuro negro

En occidente se admiraba a Alvin Toffler porque sus análisis sobre cómo serían nuestras sociedades dentro de unas décadas eran sumamente certeros, como el que predijo con precisión cuando casi no había ordenadores la actual sociedad digital.

“La tercera ola” de Toffler, fallecido a finales de junio en Los Ángeles a los 88 años, señaló el camino de numerosos científicos y empresarios de la era postindustrial.

Muchos basan su futuro en la luz del faro que fue el trabajo de prospectiva de este científico y humanista que orientó, le enseñó hacia dónde debería dirigirse, al creador de Apple, o a numerosos biotecnólogos.

Pero en prospectiva no hay sólo occidentales, como Toffler. En la RANHiGS , Russian Academy of National Economy and Public Administration, en Moscú, también hay sabios prospectores.

Uno de ellos, Andrew Korotaeva, acaba de alertarnos en un escrito sobre cuál es la principal amenaza para la paz y el bienestar mundiales, que afirma que no son ni el calentamiento global, ni el islamismo, ni la descomposición de numerosas sociedades del hemisferio norte.

Es el enorme índice de natalidad que está dándose en el África negra, sobre todo en la cristiana y animista, que crecen mucho más que todo el islamismo en el mundo.

Esta progresión traerá consigo en las próximas décadas múltiples crisis, la mayor parte sangrientas, derivadas de enfrentamientos por los pocos bienes a repartir que habrá.

Lo que provocará a su vez una emigración incontrolable que saldrá hacia el norte, hacia Europa, desde ese continente con más de 1.150 millones de habitantes actualmente.

Sólo una gigantesca cooperación económica de los países ricos con África evitará que siga ese crecimiento demográfico y lo que será una imparable invasión de los territorios con bienestar, que así volverán al tercer mundo.

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