Opinión

Todos, masones

Un excelente periodista, politólogo y profesor universitario, Francisco Rubiales, acaba de escribir en su blog ‘Voto en blanco’ que Mariano Rajoy podría haberse hecho masón en México, a donde viajó tras perder las elecciones de marzo.


Aparte de autor de dos libros de teoría política, ‘Democracia secuestrada’ y ‘Políticos, los nuevos amos’, Rubiales es un gaditano con gran sentido del humor, y nunca se sabe si está de guasa o en serio. Imaginemos que su tesis sobre Rajoy es guasa. Sería sana porque hacer humor con los políticos los baja del podio en el que se sitúan y desde el que dicen insensateces.


Si estos días alguien le hubiera recordado a Rodríguez Z que medio país cree que es masón no habría hecho propuestas tan esotéricas en el Congreso del PSOE como la de que, con la crisis cuya existencia niega, debemos aumentar el consumo.



Sólo quien se venda los ojos en una tenida masónica para ver estrellas místicas puede imaginar, por ejemplo, a desempleados comprando coches Audi porque emiten poco CO2 y reducen el supuesto calentamiento global, la obsesión del hermano líder.


Pero, volviendo a Rubiales y a su teoría sobre Rajoy: suponiendo que el jefe del PP sea un verdadero masón, entonces, no hay salida y todos deberíamos unirnos a la fraternidad.


Es que el Rajoy masón es lo último que podría esperarse de un señor tan circunspecto, tan imaginable solamente persignándose o impartiendo bendiciones cardenalicias.


Al contrario, es fácil figurarse a Rodríguez Z haciendo masónicos gestos secretos, juegos de manos con tres cubiletes; a Rajoy, no: sería un trilero incompetente. Si Rajoy es masón ya no hay vida fuera de su congregación, cuyas artes podremos aprender consumiendo una sola semana en México, país, como EE.UU., independizado por masones.

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