Opinión

Los consejos del “ángel verde”

Dominique Rocheteau, uno de los mejores jugadores de fútbol que Francia ha dado en los últimos cuarenta años y hoy director general del Saint Etienne -club en el que se inició y con el que jugó ocho temporadas antes de ser trasferido al PSG en 1980- opina muy razonablemente que los Campeonatos Mundiales de fútbol no sólo sirven para mostrar al mercado los mejores futbolistas del momento sino como escaparate y banco de pruebas en que probar innovaciones tácticas y técnicas que, en general, perduran. El “ángel verde”, como le bautizó la prensa cuando vestía los colores del club alpino con el que ganó tres Ligas y al que llevó a Europa, se puso la casaca nacional en 49 ocasiones y marcó con ella 15 tantos. Formaba parte de la Francia que le ganó a España la Copa de Europa de 1984 –se perdió por lesión la final- y también estaba en el histórico partido de Sevilla en el que una escalofriante salida del insensato Schumacher en el Francia-Alemania a punto estuvo de dejar inútil de por vida a Patrick Battiston. Francia perdió el pase en una de las tandas de penaltis más emotivas en la historia del trofeo.

Rocheteau cree que ha llegado la hora de recuperar el fútbol de ataque y cree también que este Mundial apuesta por esa gratificante receta. Es, a su juicio, un campeonato goleador y por tanto veloz, muy físico y muy exigente con los jugadores, a los que se les demanda a la vez funciones ofensivas y defensivas porque una de las grandes evoluciones de esta cita mundialista la puso en práctica Holanda a la primera de cambio armando un sistema que pone el equipo en defensa de tres cuando tiene la pelota y en defensa de cinco cuando la tiene el contrario, un método audaz y muy esforzado para algunos futbolistas que han de ser atacantes o defensores según quien tiene el balón y con cuyo manejo, el combinado tulipán nos metió cinco que pidieron ser ocho.

En unas recientes declaraciones a la RTF unos días antes de iniciarse el torneo, el ex internacional fue muy claro al referirse a España, confesando que no le tenía como favorito porque pensaba sinceramente que su patrón de juego se había apelmazado con el paso del tiempo y simplemente se había quedado viejo. Como casi siempre, el “ángel verde” tenía sobrada razón. A la vista de los encuentros que nos está deparando este Mundial y los niveles de exigencia que se proclaman en cada uno de ellos, no es aventurado suponer que cualquiera de los equipos que pasaron el corte nos hubieran ganado en la siguiente ronda en la que el que perdía se iba a casa. Rocheteau sabe lo que dice, pero no es necesario ser un viejo genio del balón que ha formado parte de una generación exquisita compartiéndola con Giresse, Tigana, Six, y Platini –hoy incalificable presidente de la UEFA- para suponerlo. A estos despliegues de capacidad física y técnica, a esos arrebatos de velocidad pura, a esas carreras suicidas a esa entrega y esa voracidad de defensas y delanteros no hubiéramos sobrevivido ni un día. Quizá la solución para iniciar el cambio es contratar a Rocheteau para que nos lo explique.

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