Opinión

El corredor de maratón

Hace algunos años, una amiga mía socialista de las de vitola y pedigrí, me respondió con gesto inequívoco y sumamente contundente cuando le pregunté su opinión sobre aquel personaje que brotaba y que respondía al nombre de José Luis Rodríguez Zapatero. Mi amiga se llevó entonces la mano a su frente y colocó sobre ella dos dedos justo por encima de las cejas significando que aquel joven tenía menos luces que un barco pirata. Fueron las cejas del tal valor emergente las que, al paso del tiempo, se convertirían en uno de los signos de identidad más apreciados de un sujeto que llegaría a presidir el país para sorpresa general, incluyendo muchos de los de su propio partido.

Zapatero es ahora un tipo medio jubilado, jovial y maduro, que se apunta libre de servidumbres y de agobios a la media maratón de Nueva York con el cotidiano nombre de José Rodríguez y que, aparte de ese confortable cargo en el Consejo de Estado en el que nada se le exige, se dedica a asomarse por algunos foros, acudir a entierros, ir de tanto en cuando a ciertos programas de tele y radio muy seleccionados para que no le metan en líos, escribir un libro que le ha debido dejar una pasta, y contar nubes. Sus cuatro grandes disparates, cometidos en el desempeño del cargo al que le encaminó una cadena irrepetible de carambolas, apenas le han pasado factura y pocos se acuerdan ya de que su tardía percepción de la crisis multiplicó sus efectos en nuestro país, su irresponsable compromiso con el nacionalismo catalán ha radicalizado ásperamente el problema, su innecesaria reapertura de los hechos derivados de la lejana guerra civil ha desbaratado el delicado proceso de la reconciliación resucitando de paso la temible dicotomía de las dos Españas, y su debilidad e ignorancia han permitido que la corrupción se adueñara de ciertos sectores de su partido con especial protagonismo en Andalucía.

Metido el país en este embrollo, la sociedad española se ha aprestado a buscar otros responsables del desaguisado olvidando que el corredor de maratón contribuyó a ello probablemente como nadie. Hoy es un cesante un poco zángano con el que es cierto que cuesta enemistarse. Pero esa es la verdad. Tanta es la verdad que fue su partido quien le impidió volver a presentarse. Debería estarle agradecido por ello.

Te puede interesar