Opinión

Los documentales de la 2

Hace todavía pocos años, lo que estaba de moda era responder en las encuestas que lo que solía verse durante las horas de televisión, eran los documentales de la 2, porque la respuesta era sinónimo de intelectualidad y, de paso, marchamo de interés y solidaridad con el medio ambiente. Afirmar que a uno lo que le gustaba era el fútbol o los programas de variedades resultaba una ordinariez, y nadie en aquel momento deseaba ser tomado por ordinario.

Hoy, si uno afirma que lo único que ve en RTVE son los documentales de la 2, quizá no mienta, porque a lo mejor estamos ante lo más potable que puede ofrecer el paquete de emisoras que conforman la oferta de la televisión pública. Como nos pasamos la vida metidos en casa, y estamos en posesión de al menos cuatro o cinco dispositivos capaces de surtirte de imágenes, lo natural es que nos acompañemos de cualquiera de estos artilugios mientras visitamos el cuarto de baño, caminamos sobre la cinta o nos subimos a la bicicleta estática. Los documentales de la 2, que hasta hace poco tiempo servían a los más idiotas para hacerse pasar por intelectuales, se han convertido ahora y con carácter rigurosamente real y no impostado, en parte de lo mejor de una factoría de televisión como la que produce el ente público cuya cartelera es a todas luces deplorable. La cesada administradora única se lió a mandobles en una estrategia de depuración ideológica que no ha tenido parangón en la casa, no ha dejado títere con cabeza y se ha cargado en la matanza a muchos de los que sabían de qué iba el medio sustituyéndolos por personajes afines que ni saben ni ofrecen nada. Por ejemplo, Rosa María Mateo se cargó de un plumazo el espacio “Los desayunos de TVE” que dirigieron y presentaron en su última etapa, María Casado, Sergio Martín y Xavier Fortes, el último de los cuales salió escaldado a pesar de su buen hacer y sus notables cuotas de pantalla. A sabiendas de que el programa presentaba un horizonte de opiniones razonablemente plural, la dirección del ente lo guillotinó sin contemplaciones. Como alternativa, colocó un espantoso magazine a cuyos mandos se colocó a la jefa de meteorología de la casa, que ahora no ve nadie como dictan los índices de audiencia. Lo dicho, la 2 y sus documentales. Y si son ingleses o franceses, mejor.

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