Opinión

Fútbol y presión fiscal

La reafirmación en su sentencia del tribunal que ha juzgado a Leo Messi y su padre por fraude fiscal y la avanzada investigación que está llevando a cabo la Agencia Tributaria en la que advierte signos de posible fraude en Cristiano Ronaldo por casi quince millones de euros, parece establecer el umbral de requerimiento impositivo incluso a personajes del poderío económico y mediático de los dos futbolistas más famosos y adorados del planeta. En ambos casos, y a la espera de que Hacienda envíe el informe correspondiente para que el ministerio público decida si procede o no contra el portugués acusándole de la comisión de un delito fiscal, cabe preguntarse si se habrá levantado la veda contra el fútbol tras muchos años de permisividad y mirar para otro lado.

El caso de la Liga española es paradigmático y habrá que preguntarse si los afanes recaudadores que han puesto al Gobierno sobre la pista de determinadas piezas que son caza mayor clausurarán un panorama que hasta el momento ha sido benévolo con las estrellas de la constelación balompédica muchos de los cuáles han elegido equipos españoles para jugar por las excelentes condiciones tributarias que les ofrecía el país, al contrario de otros muchos del continente en los que los futbolistas extranjeros emplean casi la mitad del salario recibido para responder a sus deberes fiscales. España cuenta hoy con la mejor Liga del mundo pero esa condición ha pagado un estipendio que la Agencia parece dispuesta a interrumpir definitivamente. España ha ofrecido desde hace mucho tiempo excelentes condiciones fiscales, y los mejores jugadores del mundo se han venido a ella a jugar. Ya veremos ahora.

Con todo y con ello, el caso de Messi cuya sentencia es ya firme, y el proceso que parece avecinarse para Ronaldo, nada tienen que ver con las acusaciones que se ciernen sobre Sandro Rosell. Los asesores de ambos futbolistas buscaron en los derechos de imagen la pantalla necesaria para la creación de un complejo entramado societario que librara a ambos de sus responsabilidades tributarias mientras el ex presidente del Barcelona capitaneaba él mismo una red dedicada al blanqueo de capital y su posterior devolución a paraísos fiscales así que, demos al Cesar los que es del Cesar, y esperemos. No sea que Cristiano y Messi sean por fin compañeros de equipo en la selección del penal de Ocaña.

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