Opinión

La ilusión del candidato

Pedro Sánchez está ilusionadísimo con ser presidente del Gobierno aunque no se lo merezca y los noventa escaños cosechados en las últimas elecciones constituyan el peor resultado obtenido por el PSOE en toda su reciente historia y proclamen un grupo a todas luces insuficiente para gobernar. Me malicio lo que puede ser una coalición de al menos cinco partidos políticos de su padre y de su madre, comandados por una cabeza cuyo respaldo parlamentario propio no le permite proponer nada ni aspirar a imponer nada. Menos mal que los presupuestos están aprobados a pesar de que a Pierre Moscovici -que es un amigo de toda la vida- no acaben de gustarle.

Sánchez, ya digo, está ilusionadísimo, y da un poco de reparo desilusionarle. En su vida se ha visto en otra y ya se está viendo al frente de un Gobierno de izquierda aunque a una buena parte de sus electores y a más de la mitad de su partido este deseo les inquieta. El candidato socialista no quiere ni oír hablar de un pacto amplio y está en su derecho pero no es precisamente Portugal el lugar donde puede aprender cómo se construyen las coaliciones progresistas porque la realidad española no tiene nada que ver con la portuguesa y el escenario político que maneja Costa para erigirse en primer ministro descansa sobre unas bases mucho más sencillas y asumibles que el que Sánchez tendrá que manejar en España. Para empezar, Portugal no tiene partidos nacionalistas que proponen desvincularse de su país, y carece también de partidos dispuestos a permitirles ese desgajo. Por otra parte, la izquierda portuguesa es una izquierda tradicional en la que no existen formaciones contrarias al propio sistema que las soporta. El viaje del aspirante socialista a Lisboa podrá ser un viaje culturalmente muy ilustrativo pero en modo alguno parece útil para tomar apuntes.

Pero lo más evidente de esta historia es que Sánchez no se merece la presidencia ni está suficientemente apoyado social y políticamente para desempeñarla. Lo hará con un partido como Podemos que para iniciar su periplo parlamentario pretende saltarse las normas del Congreso y vivir la legislatura en una trampa. Si Sánchez apoya la fórmula del multi grupo parlamentario, se va a poner perdido y a partir de ahí tragará por lo que haga falta. Allá él.

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