Opinión

Intelectuales en el Gobierno

No es inusitado que literatos y poetas de lo más versado y famoso ocupen en este país nuestro, sobresalientes puestos de Estado y Gobierno. Así ocurrió con Ángel Saavedra, que ostentaba el título de duque de Rivas y que fue al tiempo eminente autor teatral romántico y ministro, embajador, presidente del Consejo de Estado, del Senado y el Congreso, y Primer Ministro aunque este último cargo lo desempeñara por muy poco tiempo. Abelardo López de Ayala, era sentido poeta muy popular en su tiempo, y conjugó su vocación intelectual con el cargo de ministro de Ultramar en el primer gabinete revolucionario del general Prim. En el bando conservador militó Ramón de Campoamor, ensayista y poeta, famoso por sus “Doloras” una de las cuales decía aquello tan sabio de “en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. 

Aunque abonado en exceso al ripio, a aquel asturiano devoto de la reina Isabel II no le faltaba razón en lo que decía. De hecho, el relato de la Iglesia católica afirma tajantemente que tal día como ayer 13 de mayo, pero en 1916, la Virgen María descendió de los cielos y se mostro en la noche a un trío de niños pastores parientes entre sí, en el lugar de Iría cerca de la población de Fátima en la región centro de Portugal. Los detractores de tan extenso y recurrente milagro –las apariciones se sucedieron durante cerca de un año- atribuyen el prodigio a una dama inglesa vestida de blanco veraniego a la que se le averió su automóvil. El chofer se ausentó en demanda de auxilio y así la encontraron sola en mitad de la noche los niños, alumbrada a su espalda por los faros del vehículo. Los despiadados destructores del mito añaden que aquella señora pedía auxilio en inglés y los pastorcitos no entendían una palabra de lo que decían, de ahí los términos misteriosos de su parlamento.

Las dos caras de la moneda se manifiestan en la política nacional no solo en los viejos tiempos sino y con más vehemencia en estos. No hay en el variopinto Gobierno de Sánchez intelectuales de tronío. En realidad y salvo algún discreto repunte en aspectos meramente administrativos, no hay lo que se dice una personalidad que le de cuerda al pensamiento y mucho menos al talento. Y bien que se nota. El menguado perfil del segundo gabinete da, eso sí, para estar permanentemente dividido. Todo es según el color del cristal con que cada una de las facciones mira. Que la señora de Fátima los ilumine.

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