Opinión

Orgullo y pasión

El prestigioso diario “Corriere della sera” acaba de apuntarse a una actuación que no creo tenga precedentes en el universo de la comunicación en papel. El emblemático diario italiano lanzará una edición especial gratuita de 28 páginas que aspira a colocarse en 20 millones de hogares italianos y que significa una apuesta decidida por el país y su gente. El director del periódico afirma que éste no es en modo alguno un producto patriotero sino la historia de una nación a su juicio extraordinaria que, a pesar de los múltiples obstáculos, sigue trabajado, inventando e innovando cada día aunque casi nunca se sienta orgullosa de sus propios logros por mucho que esos logros existan. El diario está dispuesto a demostrar que los hay, que son abundantes y con la suficiente trascendencia como para insuflar confianza y optimismo en una sociedad que necesita razones para rescatar su propia estima. No está nada mal hay que reconocerlo.

Llevo algún tiempo sospechando que los países de perfil meridional -y nosotros los somos como los son Italia y Portugal por ejemplo- nos parecemos más entre nosotros de lo que nosotros mismos sospechamos si bien y por razones difusas y no estrictamente bien fundamentadas esos países sureños aspiran a ser norteños y también en Italia como aquí parece reinar la idea no demostrable científicamente de que las franjas más ilustradas y adelantadas de cada una de sus sociedades están en el norte y cada vez que uno desciende por el mapa se adentra en universos de incultura, perdición y tragedia. Se diría que ser del norte es más digno y más serio. Y quizá no sea del todo así al fin y al cabo.

Empeñarse en una aventura informativa como la que acaba de asumir por su propia voluntad “Corriere della sera” no está, es evidente, al alcance de todos pero como aventura generosa y digna de gratitud generalizada está muy puesta en razón. A decir verdad, esa sensación de no apreciar lo nuestro ni sentir orgullo alguno por lo que el país vale y lo que es capaz de hacer, es un defecto muy español hasta el punto de que nos hemos convertido en maestros en el arte de despreciar lo bueno que tenemos. Sin embargo países capaces de dar personajes como Goya, Verdi, Galileo, Velázquez, Miguel Ángel, Marconi, Colón, Cajal, Leonardo, Cervantes, Mina, Milva, Modugno, Celentano, Anna Magnani o Santa Teresa, no pueden sentir despego consigo mismos. No tendrían perdón.

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