Opinión

La santidad existe,aleluya

Con esto de la prima de riesgo nos desvinculamos esporádicamente de aquellas cuestiones que competen al rincón del pensamiento. Sin embargo, y pesar de esa distracción culpable que aparca sin merecerlo sobresalientes asuntos que exigen sincera reflexión espiritual, hay momentos y situaciones de muy fuerte significado que corroboran la grandeza del ámbito del alma y nos advierten con presteza de la existencia indubitable de la santidad, pongamos por caso. El avieso titirimundi del siglo XXI y su sed de bondades materiales abomina de todo ello hasta que el prodigio se manifiesta. Estamos en confirmarlo y alborozados celebramos su certeza personada en las potencias celestiales que adornan la vida y milagros de San Iker Casillas, cuya celestial aportación ha vuelto a salvarnos de la tragedia. Desgraciadamente, no se puede apelar de un modo constante a la intervención de agentes de contenido divino para solventar problemas de orden terrenal, y un día de estos no habrá portento, al santo portero le fallaran temporalmente sus asombrosas dignidades y nos caerá la del pulpo que es lo que nos estamos mereciendo en lo que llevamos de Eurocopa gracias no tanto a la indolencia de jugadores sino a la monumental empanada que se ha adueñado de este sereno Vicente que ha tenido la virtud de retorcer al máximo un concepto que está ofreciendo inequívocas muestras de agotamiento y que está pidiendo a gritos una renovación por vía de apremio. Tengo una opinión muy poco indulgente del maldito tiqui-taca, pero si yo lo condeno el que lo sufre es el santo Iker, redentor por el momento de los planes de un técnico empeñado en hacer incomprensible lo palmario. Hasta que se canse de parar y adiós gloria.

Te puede interesar