Opinión

COSAS DE AVIONES

Estamos a comienzos de siglo XXI español, cambiando a la fuerza nuestra mentalidad ricachona de ficción por una más racional y proporcionada a nuestra difícil realidad, cuando aparecen las figuras más mediáticas de la corte dineraria mundial por estos parajes y, como si en lugar de venir en aviones privados lo hicieran en gamelas transoceánicas, le hacemos 'la ola' por sus méritos y si hace falta hasta les hacemos edición especial del Hola a todo color. La noticia, pues, ampliamente recogida y pletórica de admiración, se me antoja exagerada e innecesaria para los tiempos que corren, si bien asumo mi prejuicio con las grandes fortunas que dominan la escena mundial, que asoman cual dioses humanos o personas divinas; así ya en su día expliqué, por ejemplo, por qué no aguantaba ni un asalto de mi lógica la comparación del señor Amancio con Gautama, debido al camino opuesto realizado por ambos en la historia de nuestra existencia, donde el primero tiene, tiene y tiene? dinero y más, y el segundo es, es, es?'el iluminado', y nada menos.


Pues bien, en Avión se reunieron estos días las mayores fortunas económicas mundiales para una celebración privada, con cardenal incluido (dicen que papable, aunque yo no lo vea rival suficiente al actual Papa Francisco, entre otras cosas por la relación amistosa de uno y la denuncia del otro, precisamente, con los ricos. No nos olvidemos de las llamadas últimas del Papa en este sentido, sobre el dios del dinero y su consecuencia para con los pobres). Curiosamente hemos visto con cierta indiscreción aviones particulares, 'rolls' a pie de escalerilla, y hemos intuido lo que no enseñan las fotografías tras los muros de fincas refugio en un rincón del alma infantil que siempre permanece; observamos la admiración de muchos con esperanza de zanahoria puesta al servicio de su salvación empresarial y basada en la posible empatía de estas fortunas próximas en la distancia física (hay quien habló de cumbre para hacerse con Novagalicia). En fin, allá cada cual con sus emociones, gustos y pareceres sobre el particular, pero lo que no me mola es que tanto triunfo se quiera relacionar con un valor de paisanaje; o, mejor dicho, que por narices de vecindad tengamos que sentirnos orgullosos de ellos y rendirles culto hasta la oración misma porque tienen 'tanto', y con 'tanto', además, siguen siendo tan sencillos como para jugar un dominó en el bar del pueblo.


Con todos mis respetos, y sin meterme en la vida privada de nadie que solo dios sabe cómo es o cómo ha viajado por el mundo, me da igual que los ricos más ricos del mundo mundial sean de Avión, vengan en avión privado hasta Vigo o se queden en Méjico multiplicando sus dineros, porque si realmente fueran quienes nosotros y nuestro imaginario cree que son, pero que no son, tirarían de nuestra tierra como cualquier hijo de ella debiera, invirtiendo sumas dinerarias importantes para revertir la tendencia de una provincia a la deriva emigrante. Y no hablo de que nadie tenga que arruinarse para ayudar a Ourense, en todo caso el límite lo pondría en que tuvieran que dejar el avión privado por 'billetes de primera' en transporte público, que además de muy cómodo tendría un buen efecto ecológico, sino invertir de acuerdo al poderío que desprenden como estrellas de la fortuna económica mundial.


¿Quién mejor que los que tuvieron que emigrar en su día para comprender el actual dolor de los que tienen que hacerlo ahora porque no tenemos presente en Galicia?; ¿quién mejor para ayudar a que el corazón de nuestra provincia no siga rompiéndose que el que puede? Mientras puedan y no quieran, lo siento, pero, con todo respeto, por mí como si se quedan lejos de Ourense, incluso por avión.

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