Opinión

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Médico Quirúrgica



Treinta y tres años han pasado desde aquel 11 de marzo de 1975 en que D. Ramón pronunciaría, si no la última, una de las últimas conferencias públicas de su vida Médico Quirúrgica Por un momento me pareció que estaba loco. Porque recibí información resumida de una conferencia que todavía no había comenzado. Yo había clavado chincheta de acto en mi corcho memorístico para las ocho de la tarde y me estaban contando lo que allí se había dicho, ¡no podía ser!, a las seis y media, es decir, hora y media antes. Tal disonancia temporal, unida a la temática de interés: De Freud a la DSMIV: el idiota moral, por un instante me confundió de tal manera que hasta creí que haberme vuelto ya totalmente idiota; pero no, simplemente se trataba de truco de comunicación profesional.


Por tanto, como había previsto, pude ir a la Academia Médico Quirúrgica a escuchar a D. Guillermo Rendueles su lección sobre la idiocia moral, desde la perspectiva de la propia etología indicadora de que las únicas sociedades con capacidad de sobrevivencia son aquellas con capacidad de distinguir lo bueno de lo malo, al gorrón del que no lo es; y desde otro punto de vista, no menos interesante, como fuente pericial de la sed de justicia en grandes procesos. Exposición clara que hasta la pude seguir yo, persona ajena al saber científico. El psiquiatra del CHOU Alexandre García Caballero dejó claro en la presentación, por rendida admiración al maestro, el porqué de su invitación.


El auditorio casi lleno me sorprendió, y este aspecto me recordó otra sesión de misma Academia, aunque en distinto salón, acontecida hace nada más y nada menos que una vida entera de Cristo. Busqué documentación de refresco y encontré en propia hemeroteca de La Región, a cuatro columnas, la noticia de aquel sentido homenaje que la Academia Médico Quirúrgica le tributó a D. Ramón Otero Pedrayo, nombrándolo miembro de honor, donde el Patriarca disertó sobre Recuerdos de médicos gallegos vistos por un profano (aun cuando totalmente profano no era, ya que algo le tocaba a la profesión por ser hijo de médico). En las fotografías que acompañaban a la noticia, y que yo acompaño hoy para mejor recuerdo (disculpen su mala calidad), se ven en la mesa a los ourensanos, ya fallecidos desgraciadamente, José Luis Temes (presentador de la conferencia), Manuel Conde-Corbal (Presidente de la Academia que homenajeaba) y José Luis López Sendón (Presidente del Colegio de Médicos) junto a rector y vicerrector de la entonces única universidad gallega, la compostelana. Sentados en primera fila otros ourensanos, muertos y vivos; de los que yo identifico, muy curioso, los vivos a la izquierda, Doctores Andrés Castro, Manuel Cabaleiro y Ribadas, mientras que a la derecha de la fotografía están los muertos Manolo Montero y Pardinas. Treinta y tres años han pasado desde aquel 11 de marzo de 1975 en que D. Ramón pronunciaría, si no la última, una de las últimas conferencias públicas de su vida (seguro que Alfonso Monxardín lo podría aclarar como buen recopilador documentalista, y que se preocupó de recuperar esta conferencia).


Acabada la sesión, pude charlar un rato con el amigo Chechu Jiménez, a quien aproveché para preguntar por lo que hay de eso de la no obligatoria colegiación para médicos que trabajen solo para el Sergas; pues nada, falsa alarma, problema de interpretación o no sé qué, que no hay nada. Con Chechu salen, además, otros interesantes temas sobre la sanidad, que hoy no reflexionaré para poder hacerlo más ampliamente; plan director y otras teimas.


Y de trenes...



Versó otro momento cúspide de la semana, con la exposición de Xosé Carlos Fernández, ingeniero técnico y ciudadano que se preocupa más, él sólo, del tren que me leva por a beira do suplicio, que el resto de Ourense. Y como es independiente, no lo pudo presentar un político que quería, pues parecería ser lo que no era, acto partidista, así que otro ingeniero, Rodríguez Portugal, lo hizo; pero si bien tocaron corneta en el ejército pepero, también senador Pérez Bouza y teniente Alexandre se preocuparon por el estudio del fustigador del incumplimiento constante al respecto. Nadie del PSOE a la vista; por contra, sí hablaron con su ausencia. Y más de lo mismo que ya sabemos, inuimos, no nos creemos... Presentes ene los dirigentes del partido popular ounno, los recién llegados de Buenos Aires, Manuel Baltar y Miguel Santalices, a quienes otros los pusieron al tanto de un eco que los tenía convulsos: el de Asunción Soto, cuñada de D. Mariano, y su artículo en periódico gallego, donde los ponía a caer de un burro, a ellos, a los que había tratado muy de cerca en un tiempo, cuando fue jefa de protocolo de la Diputación.


Por cierto, Santalices quedó de enviar medicamento que potencie su masculinidad a uno de los emigrantes con voto, porque se lo pidió (el medicamento) en la confianza de ser natural del mismo Bande. Lo que le pidió otro de Esgos a Baltar Jr., cual si fuera rey mago Baltasar, fue que le devolvieran el tren de juguete que había pedido de niño y que nunca le dieron por haberlo enviado a una España necesitada; ¿se lo devolverá José Manuel? Y así, con el Simeón y Claudia Schiffer (de lo que se parecía a ella una azafata) cierro hoy.



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