Opinión

Percepciones

Pena


Penita, pena, me dio no poder estar el sábado escuchando a las hermanas Rivera en el Principal. Sólo una razón suegra lo impidió. Pero, me cuentan, un éxito y un emocionado reencuentro de estas dos ourensanas con su público de casa. Pues, que el violín y piano de Raquel y Luz no esperen a volver sonar por Ourense otro tiempo igual. Y que yo lo pueda ver.


En el acto de Blanco Amor que organizó la Diputación el viernes pasado para homenajear la figura del insigne escritor, hubo que esperar más tiempo del que puede regalar la cortesía para que comenzara el acto, porque dos miembros de la mesa presidencial no habían llegado. Media hora de retraso sacó de mí un silbido que aún me sorprende a mí mismo; debió de ser que estaba aún fresco el recuerdo de otra espera reciente con mismo protagonista, Tosar, espera de una hora que se dio cuando se presentó el libro del poeta Víctor Campio, ¿recuerdan?. Y es que no hay peso que valga, ni poeta o corporal, que haga esperar, porque sí o porque vengan de la capital, a más de un centenar largo de personas, y, en particular, a un gallego ilustre nonagenario que también esperaba junto a los demás, D. Isaac Díaz Pardo, y que esquinó a Baltar en su propia mesa presidencial por iniciativa de este último, por supuesto. Cuando llegaron Tosar y Freixanes, hubo alguno que, incluso, ya tuvo que marchar, como Fernando Román.


Pero estuvo contundentemente bien José Luis Baltar cuando inició el acto pidiendo disculpas por el retraso injustificable y la falta de educación. Por una vez el político fue el diez frente al cero intelectual, si bien los subiremos al tres por el encaje sin chistar, pero que conste que a un hombre de cultura se le tiene que exigir. Y, por cierto, con esta protesta sonora olvidada en asambleas universitarias, comprendí también el valor de sentarse en las filas de atrás, donde se puede manifestar uno, quizás, con mayor espontaneidad.


Ya comentaba hoy el ‘Sabe usted... ‘ que quedamos muchos sin libros anunciados como obsequio a la asistencia, y que esperamos en breve nos lleguen a casa, tal como nos indicaron. Pero ¿es que no nos esperaban a tantos?; un fallo de cálculo de quien aún no se ha dado cuenta que el regalo atrae siempre, ¡fíjense en las colas que se organizan siempre en la calle con motivo de un simple regalo promocional!, además de que ya se comience a valorar como se merece al gran escritor ourensano, de quien el escritor Forcadela glosó su literatura en gallego, olvidándose absolutamente de la primera novela que escribió, ‘La Catedral y el Niño’, en cuyo prólogo de una reedición de 1976 escribe ‘me rehice español de conciencia, sobre serlo de nacimiento, al servicio de ideas concretas’, y donde hace referencia a los idiomas en que escribe al decir ‘A mi (dejando aparte la siempre elusiva poesía en la que incursioné, incursión que parecía ir a ser morada, con cinco libros en las dos lenguas que farfullo) se me daba fácil la prosa... ‘; olvidándose también de la última, ‘Los Miedos’, en castellano ambas, amén de ‘La Peligrosa aventura de vivir en un pueblo’, que fue la recopilación de 1990, hecha por la Diputación, de 107 artículos publicados entre 1967 y 1971 en la Hoja del Lunes y La Región, de los cuales sólo cinco son en gallego; esta postura de presentar a Eduardo Blanco Amor como un arrepentido redescubridor de su propia lengua, esqueciendo torticeramente al gran escritor de la narrativa en castellano de las anteriores novelas citadas, incomoda especialmente a Arturo Vispo, que, como amante lector de todas sus obras y, además, con el conocimiento personal atesorado por su relación personal con el propio escritor que vivió puerta con puerta en mismo edificio de Las lagunas, no reconocía al Blanco Amor que se estaba refiriendo Forcadela. Al final, aplausos por el recuerdo y las palabras diferentes al gesto incómodos con que se inició el acto, quedando la pelota de la traducción de ‘A esmorga’ al inglés en el alero del retador.


Tengo una pregunta...


En la última emisión del programa ‘Tengo una pregunta para usted, Marisa Calvet Mojón le preguntó a Rajoy por su opinión sobre el sistema educativo actual y concretamente sobre el hecho de poder pasar de curso con cuatro asignaturas en la mochila. No nos importa la respuesta del político, sino la onomástica del apellido segundo de la interpelante (el primero no ofrece dudas de su procedencia mediterránea), dado que Mojón encuentra aliados por esta tierra; que yo conozca, por ejemplo, Olga o los Cacharrón. Pero, si la señora en cuestión pasa los veranos en Montederramo, ya no dudo, el parentesco es con los últimos; ¡prima, que es una prima!


Test a José Manuel Baltar


Para hacerlo, dos condiciones: no se puede empatar y tampoco no responder o responder en blanco; si no, mejor no hacerlo. José Manuel aceptó el juego-test improvisado al vernos. Así que ahí van los cinco pares de palabras que le lancé y en negrita cada una de las respuestas que me devolvió él: Premio o Castigo, Audi o Citroen, Pilar o María José, Presi Xunta o Presi Diputación, Beatles o Real Madrid. Por cierto, la última fue la que más le costó responder.



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