Opinión

Percepciones

AVE Ourense...


... La Oira que va a morir te saluda. Si nadie lo remedia. Pues Fomento tiene un plan de acceso a Ourense del tren de alta velocidad que mete miedo, según croquis que manejan en el Ayuntamiento, al trazar viaducto por encima casi de las piscinas y que atraviesa el bosque de alcornoques de arriba; una desfeita que cumpliría aforismo del pesimismo, con peor el remedio que la enfermedad. Porque ¿se imaginan estar tomando el sol de un despejado día que lo nuble a cada rato otro ave que no es pájaro sino caballo de hierro sobre herraduras de traviesas? Con la realización de este proyecto, también se iría a tomar por saco la posibilidad de hacer algún día en Oira esa playa fluvial que reorganice baños también en termas de salud y turísticas. Esperemos que el croquis fuera hecho por cabeza descabezada de Maleni, y que el flamante Pepe Blanco no se haga negro para Ourense y se lo pase por el forro de sus mejores intenciones. En caso de que no haya buena alternativa pero sí consecuencia del principio de Peter referido a que algo que puede ir mal, irá mal, mejor será non meneallo, y lo dejen como está. Sin duda.


El de los Peares


Pues como les anunciaba el pasado martes hoy hablaré de él, del de Os Peares que tiene alrededor de 50 años y vive en la ciudad olivica; también Presidente, como les adelanté, pero de propio territorio de poemas y versos. Por tanto, no, no es el que tantas similitudes biográficas tiene con él y resulta más conocido por ser presidente del otro territorio colectivo llamado Galicia, señor Núñez. Del que hablo se llama Juan Seoane y es poeta, con más de cinco libros a lomos de sus letras. Pero como no sólo de poesía vive el hombre, ni se trata de ningún Rimbaud sintiéndose que no es de aquí abajo y tenga que vivir extraña vida de frío y sed, Juan tiene y regenta con su socia Sabela (curiosa pareja expareja) librería ‘Versus’, librería coqueta con logotipo de mono leyendo, hecho por amigo Ángel Cerviño de tiempos de despacho publicitario en Luis Carballo, librería que acoge su ‘Vacío’ en camaradería con resto de libros.


Juan Seoane es de un tiempo de vinos en el Queixo, Pan e Vinho, con Manolos y Javieres que un día dejó, pasa ya del cuarto de siglo, por cambio de barrio en Vigourense; pero regresa de vez en cuando buscando el Ourense amigo de Cachito y Llamas. Somos poesía, le dice a Domingo, y dice ‘Buscar el amor puro/ Que engendra el viento y la luz/ En la siempre suave y exclusiva cama de alquiler. Esa alegría/ Que tienen los cabellos dorados al sol/ Los ojos multiplicados/ En sendas noches, Los ojos doblados -caídos por acantilados- /En noches frías/ Donde la luz roza mejillas/ Y el viento esconde las palabras’. Y dice bien.


Bienvenido, o reencontrado, Juan, a las páginas de este costurero donde se cosen letras que cuentan a los demás lo que contáis otros. Y también bien hallado para el remanso de afectos humanos, que buena falta hace. Para leerte, pasaremos por ‘Versus’, sea el ‘Vacío’ (cuyo sonido esencial, por cierto, es lo otro, el mundo, que dice un sabio), sea tu ‘Antología’. Y parafraseando de nuevo a Rimbaud, decirte que los poetas sois niños locos ricos, que tenéis el alma llena de rimas, de rimas que ríen y lloran, que nos hacen reír y llorar; Dios bendice a los misericordiosos y el mundo bendice a los poetas. Así pues, hasta siempre, bendito presidente.


Una mujer atacada


La encontré postrada en la cama de un Hospital. Lleva días ingresada y aún le quedan más, al parecer. Con un brazo amputado a la altura, casi, de donde se articula con el hombro. Aún le dolía la mano y dedos del mismo miembro; le dolía ese vacío físico que no se hace al unísono en la mente, terminaciones nerviosas que informan pensamientos extraños de que algo está ahí sin ser, hasta que la vista pelea con ellos. Hasta aquí el drama de una pérdida física significativa, aunque por suerte tocó brazo derecho de persona zurda. Y a continuación, la causa del accidente. Por ataque de un animal. Pero, en este caso (algo positivo hay que ver) no derivado por la actuación de ningún animal racional, no de típico hombre machote e imbécil generador de violencia de género, sino por locura transitoria de un caballo con nueve años de relación amistosa con su dueña. Traicionando su manso pasado le mordió el brazo a la pobre mujer con tal virulencia que lo despedazó, lanzándola también por los aires. Oí su relato con su pena al hacerse idea de que ya no lo tiene; el brazo, claro. Pero mientras acotaba con mimo la mínima parte del miembro que le queda sobre una almohada (porque le sigue doliendo), asomó su sonrisa, por lo que ya no quise saber más, ni si hubo, o habrá, sacrificio del equino.



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