Opinión

Percepciones

¿Sobre ruedas?


Pues va a ser que la cosa no va sobre ruedas en sentido figurado, sino sobre ruedas de bicicleta. Porque parece ser que hay inquietud en el colectivo ciclista por alguna duda sembrada acerca de la posible prohibición de la circulación de bicicletas en el paseo del Miño.


Pero yo creo que es una película de ficción. Pues sería incongruente que tal medida partiera de una concejalía de tráfico, la que tiene competencia sobre ello y adscrita al grupo nacionalista, que en su día vendió la idea de hacer un Ourense ciclista, un Ourense posible para el uso sin peligro del transporte sobre las dos ruedas. Parecería, pues, sufrir en esta intención ya no un frenazo de disco sino una marcha atrás contra natura de la propia máquina de la que hablamos. Aunque, la verdad es que muchas acciones no llevó a cabo el Ayuntamiento para hacer realidad tamaña y loable intención, a no ser unas cuantas bicicletas en distintos sitios de la ciudad, que no sé si estarán perdidas o son usadas por fantasmas o personas invisibles, porque yo no veo nunca a nadie montado sobre ellas; La realidad es que -a día de hoy- no hay un carril bici en toda la ciudad, ni siquiera dibujado en un plano de mesa, de ahí que surjan fundadas dudas.


Estábamos en estas del frenazo, y como nadie, a excepción de un colectivo que de vez en cuando se reúne en el Parque San Lázaro para reivindicar el uso de las dos ruedas por nuestras calles, como nadie parece darse cuenta de tanto político peluquero que dice y toma, parece que alguien lanzó una sonda en forma de orden de servicio a la policía local y en línea de sancionar a las bicicletas que circulen por algunos tramos de la beira do Miño.


Lógicamente, el tema chocó como trenecito de sinrazón contra las chichoneras de Julio César Tétaro, Ignacio Calan, Sacristán, Elaryas, Neburana y muchos otros, que han dejado lindezas de recuerdos al ocurrente paridor de la idea en el foro MTB de internet. Se fraguaba ya la pitada en la Plaza Mayor, o recorrer calles ourensanas -previa convocatoria- organizadas a hora punta para que se enterara todo quisque de lo que vale una bicicleta, pero parece que por este motivo ya no vaya a ser, pues según respuesta de la Concejalía de Seguridad a los que ya dejaron su queja en el buzón consiguiente, la circulación en el Paseo del Tinteiro y de las Ninfas será tanto para los peatones como para los ciclistas, siempre teniendo en cuenta que goza rán de preferencia sobre el resto los viandantes; así mismo se colocarán señales informativas para los transeúntes, según firma Manuel Pérez, jefe de Servicio.


O sea que nada es lo que parece y parece que todo es nada, aunque queda la sensación de que no saben por dónde andan. Pero, ya que metieron el dedo en el ojo del ciclismo aficionado, aprovechemos la legaña para exigir a las autori... ¿qué?, que piensen de una vez un recorrido desde la ciudad (no como aquél que partía de casi Ceboliño para acabar en el embalse de Cachamuiña), exento de peligro físico para el cicloturista por mor de los autos, para poder crecer en hábitos saludables y, por tanto, vivir más sanamente. O sea, que ‘Visca carril bici en Ourense’; (perdonen el catalanismo, pero Barça finalista).


Lo que leo a otros


Hoy me voy a referir aquí a opiniones de otros que están cercanos a mi simpatía y próximos en el medio que publican, todos en páginas de este periódico; y porque los sigo y leo, también discrepo alguna vez de sus opiniones, como, me imagino, discreparán ellos muchas veces más veces de la mía. Hoy voy a discutir dos apreciaciones de estos buenos columnistas. Antonio Piñeiro, en su carta abierta al señor Núñez Feijóoo, le hace una crítica por la libertad concedida a los miembros de su grupo para hablar la lengua que quieran de entre las cooficiales en el Parlamento gallego, al entender que quebranta un compromiso de responsabilidad histórica; y yo pienso que o hay libertad o no la hay, y en función de si la hay no cabe oponerse a que cada uno la ejerza como mejor la pueda expresar, sin problema y tener que someterse a una historia o un compromiso que no nace, precisamente, en la oratoria del actual jefe nacional popular cuando ejerció de vicepresidente gallego. Pero no se preocupe Antonio, no habrá Rajoy.


Y el otro caso que quiero comentar responde a un tinte de futuro nostálgico que nos predice Alfonso Monxardín por perder de vista la carretera a Santiago al haberse inaugurado la autopista. Porque nada de lo que comentas se pierde, querido Alfonso, más bien al contrario, pues la carretera quedará vacía para solaz del viajero que quiera recordar tiempos aún más viejos. Y siempre podrás elegir: si llegar antes más cómodamente, o llegar sin prisas porque, y estoy contigo en ello, el camino nos ofrezca motivos para detenernos.

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