Opinión

Percepciones

Vacío de poder: Con motivo de la gripe (iba a decir porcina, pero Rosendo y Miguel me advierten de tal pecado, y correspondiente penitencia para un sector particular, de ahí que le cambiaran su nombre original y digamos, pues, de la A, a secas), sentí cierto vacío de poder actual en nuestra sanidad ourensana; tal vez, lógico; sin duda, derivado del cambio de gobierno. ¿Por qué? Pues bien, porque después de haber visto con motivo de inauguraciones varias (nueva área quirúrgica en el CHOU, llegada de anhelada Hemodinámica) amén de otras múltiples ocasiones (léase, huelgas médicas o rediseño de plan director) la presencia conjunta de Chechu Jiménez, Caballero, Blanco y también Simón Lorda, ahora, al estallar este caso de mujer presuntamente engripada del virus en cuestión (que, por cierto, dice un científico australiano que pudo salir de propio laboratorio humano; ¡qué calamidad somos!) en nuestro territorio, no he visto salir al paso a ninguno de los responsables antes citados, máximos responsables de la sanidad ourensana hasta que se diga lo contrario, salir a la palestra. Quien informó a la población fue el doctor Ovidio Fernández en su calidad de jefe de servicio de medicina interna. Por eso digo yo, vacío de poder. Porque, a no ser que no me haya enterado, que es posible, no debería bastar sólo con informar sobre el caso particular sino deberían dar a conocer todas las medidas auspiciadas desde Sanidad para prever una eficaz respuesta en toda la provincia sobre cualquier posible brote futuro que se pudiera detectar, máxime en zonas como Avión y Beariz, por razones obvias de su amplia población en contacto con México.


Y, al respecto, me han contado algo preocupante que cuento hoy por creer que ya no tiene consecuencias, pero que tiene que ver con el recorrido efectuado por la paciente desde Urgencias hasta la planta en el edificio de la Materno para su ingreso, del que casi no doy crédito, porque ¿de qué valdría tanto aislamiento después de haber paseado por tanto hospital a la portante? En fin.


Enredarte: Como visualización del armazón artístico ourensano en red y por enredar al ciudadano en la vida artística vive Enredarte. Diez espacios que son nueve más uno, el de la plaza Paz al aire libre, que cuenta con buen Castor de grandes incisivos para marcar territorio. Iniciativa que comparte lo público con lo privado, museos oficiales con galerías de arte familiares. Su objetivo, como decía antes, interesarnos por este mundo sensorial que habla su propio lenguaje, mediante palabras que son colores u holas que son formas, y que cuesta sostener económicamente al ser el arte alimento más para el espíritu que para el cuerpo, pues ya sabemos a como se cotizan las cosas del alma. Marisa Marimón, Manuel Márquez, Beatriz Vázquez y Visol son referentes, pues, del riesgo que se asume por una pasión, pues los otros son oficiales cuyo mérito desde el punto de vista individual ya es menor, y que celebramos igualmente pero sin subrayar personalmente. Bravo por ellos.


Inmoral propaganda: Seguimos con medicina. Y hablamos de propaganda médica que viene vía correo desde Barcelona. De importante laboratorio farmacéutico a buzón de algún facultativo. Para que recomiende determinado fármaco que sube más que la moral, esa estilo viagra. Una carta firmada por un tal José Andrés intenta reclamar el interés del médico prescriptor. ¿Cómo? contando cómo en Copacabana un imbécil cualquiera, como es su caso, se convierte en centro de atención de todas las mujeres, como si todas las brasileñas fueran mujeres de mala reputación o no tuvieran gusto, teniendo necesidad pues de un remedio para prolongar su ego de macho, en erección. Por ello reclama la atención del médico. En dicha carta, y está ahí su mayor inmoralidad, adjunta una fotografía de dos preciosas niñas con su rúbrica superpuesta, como ejemplo del objeto de su deseo; perverso deseo. Ver para creer hasta donde pueden descender algunos en busca del beneficio; mejor dicho, ver para denunciarlo públicamente. Y está dicho; por lo que ahora necesito una aspirina.


Imagen: Y por ver lo que no quiero ver, veo doble, o negativamente. Porque veo en la calle Paseo a muñecos que se exhiben como si fueran ‘voluntarios’, y con ellos también veo a dignísimas personas (éstas sí voluntarias de verdad) siendo utilizadas como anuncios publicitarios por culpa de feo delantal que llevan puesto, a razón de hora por barba o tez de mujer, que les piden en calidad de representantes de cada Organización ayudada. A lo mejor es que me falta sensibilidad para entender la campaña, pero, como quiera que dejo constancia de que yo también lo haría en caso de ser responsable de alguna ONG beneficiada, que conste también que me cagaría interiormente en quien me lo pidiera. Aunque sólo fuera por mal gusto, o mi disgusto. Hoy siento que en lugar de Francisco González no fuera Gallardón mi alcalde, por eso de la prohibición de las personas anuncio. Por supuesto, un diez para todos los voluntarios, once para las víctimas.



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