Opinión

Percepciones

Culés hasta los huesos


Comienzo a escribir en miércoles, por la mañana, antes del partido tan especial para cualquier culé, que, como el propio titular dice, sea culé hasta los huesos cual propio Jefe de Servicio de Trauma que sabe y trata de esta materia ósea, Pepe Quiroga, donde encontramos letrero que muestra la devoción hacia el equipo blaugrana, cerca de tablón de órdenes y avisos, calendario de guardias o sesiones clínicas. Pepe, junto a su hermano Pedro, son blaugranas desde casi cuando echaron los dientes de leche. Pero también hay otros aficionados grandes, como sus bolsillos, que incluso salieron el mismo miércoles hacia Roma para ver en directo el partido; es el caso del letrado laboralista, y marino de aguas Baixas, Juan Rego (espero no meter la pata si ha pedido algún aplazamiento de juicio alegando razón distinta), que no le hizo feo a Alfonso Ojea el Conseguidor, de las entradas que a día de partido se cotizaban en reventa a 4.000 euros.


Ya franqueado el día desde el portal de primera hora de la mañana, comienza el partido, pues coincido con mi hermano Santi que comenta ya la final esperada con pasión de antiguo aficionado extremo que le valió comentario de madridista amigo Luis Rivas Villanueva en su sección de tiempos pasados donde, qué lejos, ser culé era sinónimo de sufridor. Después, ya en el primer café, Víctor Blanco es quien sin ser culé tira del carro con tal de no ver los gestos de triunfo del rival Cristiano el portugués. Y todo el día coincido con blancos, excepto breve descanso con un extraño ejemplar por colchonero, Javier Romero, que compensa tanta parcialidad de los Carlos, Arturo, Moncho, Juan y un largo etcétera de los primeros.


Pero el día abrió un paréntesis de pena en la euforia deportiva. Por funeral de Pablo Enrique, que perdió la vida de repente en Huelva, en decimo séptimo hoyo de golf jugado con Pepe Senra. Un apasionado de este juego, donde era patrocinador de un torneo que se juega en Montealegre y para el que traía como animador a su amigo Marcelo Carbone (fenómeno de bilocación, cual maestro yogui, por retransmitir en una ocasión carrera de Estoril desde Piñeira de Arcos; dixit Arturo); mucha gente amiga de Fredy, consternada por el golpe que siempre supone la pérdida de alguien querido, pero todavía más cuando se produce tan de repente. Allí también estaban amigos de sus hijos, Mon, Adrián Claro y Adrián Petas. Pero la vida es un con tinuar seguido, punto y final sólo para el que se va, punto y seguido para sus más íntimos (mujer, hijos y madre), y un punto y coma para los demás, de ahí que con el más cariñoso hasta luego a Pablo Enrique, volvamos al partido con los últimos nombrados por ser también culés, saliendo de esta tristeza por la pérdida humana de un conciudadano como sale el propio día después de la oscura noche. Al fin llega el partido y el triunfo.


Hay que salir para contar lo que se ve y, en consecuencia, a la Plaza Concepción Arenal, emplazamiento único de celebración para todos los colores. Pasar antes por el Rula significa ver al Xocas, por ejemplo, resignado, o a Ulloa y el Pedro citado anteriormente, alegres en su moderación natural. Ya en la plaza, desde Julio Carrasco (el que no ve los partidos del Barça porque no aguanta la tensión), Ramón Bouzo, Fito Pereira, Soto, Julito Bouzo (alguien te va a dar una colleja por comentario madriditis sobre Ronaldo), y así hasta cientos de aficionados culés que celebraban el triunfo del fútbol; para éstos dejó de haber paro y vaticinios funestos durante el tiempo que dure la euforia. Banderas, sonrisas, cánticos y alegría, pero también -menuda puñetera manía- petardos como bombas que sólo asustan a los más pequeños que tienen el mismo derecho a la celebración. Un detalle amigo y deportivo lo tuvo conmigo mi entrenador preferido, Romerito, que, a pesar de recalcitrante madridista, se acercó para extenderme su felicitación sincera; eso sí, de ahí a que cogiera una bandera que unos cachondos trataban de que cogiera para retratarlo en foto histórica, no; eso no, pues es superior a sus más amigables fuerzas (mucha suerte en tu competición).


De vuelta a casa y la normalidad, subiendo por Concejo, el Milanés acogía a peña barcelonista que trasegaba y trasegaba cubatas que arregla cualquier cuenta del mes. Con Casiano y Carlos, quizás por el exceso de alegría, observé el detalle que no me divertía, pues querer convertir el ‘boti, boti, boti... ‘ catalán del jugador Piqué en algo nuestro no resulta afortunado, cuando lo único que no es del verdadero culé del resto de España es ese sentimiento nacionalista catalán que nos cierra la frontera del afecto al club blaugrana. Sin nosotros, los culés de fuera, el Barça no ganaba ni la décima parte de lo que gana. Que se entere el que quiera, y que quiera seguir vendiendo camisetas y partidos por PPV. Y nada más. Felicidades a todos los del Barça. De las deudas del fútbol hablaremos en otro momento.



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