Opinión

Percepciones

Pepe Blanco


Más blanco que nunca, blanco nuclear de lo clarito que habló al respecto; el AVE no llegará en el 2012, fecha vendida en todas las plazas y cosos electorales, donde torearon las figuras Zapatero y Maleni, pero colaboraron banderilleando los Pacos, Pachis y Lauras locales, que se hartaron de comprometer su palabra con los plazos de año concreto. Ahora, alguno, como el ingeniero Xosé Carlos Fernández, está pitando desde la barrera la mala faena al noble toro pueblo. Pero no hay mal que por bien no venga, si es que el bien ha de venir alguna vez, y en este caso con cambio de trazado a Vigo, al igual que con estudio pormenorizado del acceso de entrada a Ourense. De acuerdo con Pepe Blanco, en el sentido de que más vale esperar y hacer bien las cosas, e independientemente de la mentira anterior, pero con mismo razonamiento de buscar lo mejor, sugiero la posibilidad de abrir concurso de ideas urbanístico para testar si dentro o fuera la estación. Pensemos en un antes y un después, y lo que se haga será para no volver. Si hay alguien que quiera decir algo al respecto, lo diga ahora, si no, calle para siempre.


Noche de Jazz


Única e irrepetible, por temperatura, marco y música. No hubo que programar cita en ninguna agenda con cálculo de fechas y cuentas para encontrar el maravilloso sonido que nos regaló Metro, banda inglesa de Jazz, el viernes en Santa Eufemia. En esta plaza se montó escenario para el espectáculo sonoro, que también lo fue visual por arquitectura pétrea monumental de la Iglesia coronada por creciente luna casi llena, que ensoñaba al que tiene ojos para la belleza. Y la primera grata sorpresa de esta noche mágica fue ver a Jose detrás de la barra del café Latino, ya recuperado de su gravísimo accidente. Allí mismo también, esperaba el concierto, ansioso y feliz, el precursor del éxito ourensano con el Jazz, Eduardo, dueño del mismo café citado, que tan sólo echaba de menos una oscuridad de calle que iluminara mejor el escenario. Se lo decía a Isabel Pérez, otra de especial enhorabuena por el día tan completo con Capela Madrigalista, Pop de Auditorio y, finalmente, Metro, este grupo extraordina rio que le sacó a Juan Fonseca un reconocimiento de admiración por haber sido lo mejor que había visto pasar por Ourense; y por Ourense ha pasado la flor y nata mundial del jazz, si no véanse las fotos de todos aquellos que tocaron en la larga historia del Latino. A la una y media de la mañana, mi adquirido CD Express en el bolsillo seguía haciendo sonar la guitarra eléctrica de Chuck Loeb, los teclados de Forman y bajo de siete cuerdas (siete) con batería Haffner, todo dentro de mi cabeza.


La mili


Cuando nos tiran de este recuerdo, ya saben el resto cómo aprovechamos los que hicimos la mili para contar nuestras batallitas y propio anecdotario en busca del tiempo perdido, que diría el Comandante Proust. Y a mí me han estimulado hoy este recuerdo de mi paso por San Clemente de Sasebas, donde la tramontana en otoño pega unas bofetadas de frío que casi agradecías estar siempre en los momentos de instrucción para la jura (que se lo pregunten a Pedro Sendón que pasó el invierno por ser fichado para médico todo el año), y hacia donde partí con tres ourensanos más, Manolo Marzoa, el nostálgico; Pepe Díz, el profesor, y Manoliño de Francelos, que no se libró de esta antigua obligación patriotera por pocos centímetros, en un expreso de 18 horas de viaje. Por cierto, que además de ser obligatoria lo era únicamente para el sexo masculino, por lo que aún pillé tiempos en que contrarrestaban la íntima soledad por ausencia de feromonas con otra sustancia química externa, compuesta de bromuro y agua de jarra en comedor; o eso decían, porque la verdad yo nunca aprecié como muy efectivo ese compuesto famoso que dicen ata las pasiones de instinto sexual.


Este recuerdo breve, que ya interrumpo para que nadie me llame pesado cebolleta, me lo ha estimulado el anuncio publicitario de radio y televisión que sobre el día de las Fuerzas Armadas del domingo nos pasaron de continuo, y que como destacadas actuaciones positivas reseñaban la ayuda en un hipotético incendio grave que hay que sofocar en Orense. Precisamente fue el topónimo el que me dio la vuelta a mi mili, pues por aquel entonces era así como llamábamos a nuestra provincia; hoy, simplemente, ha sido cantoso fallo del documentalista publicitario del anuncio, aunque a mí no me importe un carajo, pues confieso que soy pecador de pensamiento al seguir gustándome el término Orense como antes, aunque no de hecho, por democrático. Pero para rematar el recuerdo, y hacerlo extensivo a los tres ourensanos antes citados, ahí los pueden ver a los tres con otros gallegos del campamento, Marzoa el segundo de pie, Pepe y Manoliño, primero y tercero de abajo, todos empezando desde la izquierda.



Te puede interesar