Opinión

Percepciones

Celebración


En el día de la Virgen del Carmen no sólo los marineros celebran a su patrona y las Carmen su santo sino, en este caso de Ourense, también un Centro Médico, Centro Médico El Carmen, el día. Así lo viene haciendo todos los años con el personal de la casa y profesionales vinculados. Pero el otro día fue especial, de ahí que reunieran en su festejo alrededor de 130 personas. Especial, porque el patriarca que fundó el sanatorio ha cumplido los 90, redondos, y lo que fundó, el sanatorio, 60. Realmente no hay muchas personas ni tampoco empresas que aguanten tanto el paso del tiempo, por lo que es comprensible la euforia del festejo. Pero, ¿quiénes son ellos? Ya tres generaciones, que allá por mediados de siglo pasado se enraizaron en Ourense. Fue una hornada de médicos procedentes de Santiago de Compostela y que no eran de nuestra provincia, quienes vinieron a hacer los Ourense. Entre ellos, Agustín García, César Soto y otros profesionales, vinieron también los David Morante y José Sueiro, quienes se asociaron para montar el sanatorio del Carmen, en la calle de General Franco, hoy Progreso. Y con los dos hombres vino el destino, vino ella, poderosa mujer de la casa, doña Gloria Sueiro, que nacida en Malpica llega de Santiago con su hermano José, para hacerse cargo de la administración de la nueva empresa. No iban a dejar el quirófano para ir a la plaza a comprar lo necesario para dar de comer a los enfermos, los doctores Sueiro o Morante, ¿verdad?; yo se mucho de ello, también, por Elisa y Manuel (tanto manda ela como el). Y en Ourense la joven de 21 años no sólo encuentra el trabajo que la ocupará casi toda su vida (aún hoy disfruta y sufre con las buenas y malas noticias de su gestión) sino que también al amor de su vida, que fue el socio de su hermano y después esposo David. El trío se cerró así, además de laboralmente, familiarmente, y no sé si será por eso, por un peculiar sentido familiar regado por la sangre (véase la foto), por lo que uno de los yernos, Jorge Cachaldora, habla de que, junto a otro yerno, Carlos Mouriz y nuera Margarita Cobián, se han constituido en la AVM (Asociación de Víctimas de los Morante).


Varios años después se vinieron para la Avenida de la Habana, donde siguen hoy, ampliados progresivamente y de natural con las consultas de enfrente y las contiguas a la casa de piedra, auténtico corazón de la empresa. Y ahora voy a confesar porqué los chavales de bachiller de Maristas de mi época no podemos olvidar algunas ventanas (no sé si eran las del último piso) de esa casa singular. Por supuesto, porque no había, ni muchísimo menos, casas como hay ahora alrededor del colegio, pero sobre todo porque por ellas a veces se asomaban y atraían nuestra atención y cuchicheo las dos gemelas, Pilar y Luisa, que sacudían nuestras feromonas con la misma naturalidad conque sacudíamos a la pelota de fútbol en el campo de tierra de debajo mismo de ellas. Las dos y Ana, la pequeña, la verdad es que dejaron en ese terreno de colegio de chicos muy solo ante el peligro a su hermano David (mérito de resistir).


Bueno, pues desde allí hasta hoy han llovido sesenta inviernos y primaveras, y había que celebrarlo, lástima fuera, pues hay quien insiste en estos años como marca moderna de las bodas de platino, en lugar de los setenta y cinco. La fecha propicia, como hemos señalado, el día de la Virgen del Carmen, y el lugar, ¡ay el lugar!, dicen que lo descubrió Pepe Sueiro un lejano día tratando de descubrir ‘secretitos’ (desde luego entre beso y caricia que se interponga un paisaje para ubicar finca de recreo, invita a plantón, como diría su propia viuda; a no ser añado yoque la vista sea tal que se impone por narices a quien tiene ojos. Pues desde ese alto de la Lonia se extiende la mirada placida por las curvas del río abrazado por los puentes, que lo convierten en paradisíaco lugar; el encuentro en ese lugar no tiene duda de éxito.


Santiago Barreiros nos obsequia la foto que atisba otra buena vista desde la misma finca, de nuestro centro y Torre (y también la foto de la familia; gracias Santiago).


Allí, a las diez de la noche, la familia, cuyas manos son la vista de su patrón, sirvieron un cóctel antes de la cena que se prolongó más de una hora, dándome material suficiente para poderles contar algunos asistentes sin entrar en ninguna salsa rosa que posteriormente se podría despachar debajo de las carpas donde había varias mesas preparadas para la cena. Dejé atrás, pues, a Carlos Seoane y Elisa de la Rúa, María José Varela (que pasó su plaga de siete años en Vigo y ahora está como unas castañuelas de vuelta en su casa ourensana), Elisa y Modesto, los médicos Fernando Valderrama, Camilo Alvarez, Señaris, y un ciento y pico más de amigos del Carmen. También al amigo Curro Outeiriño, a quien le fallaré el 13 de agosto en A Toxa, porque al fin conseguí, sin reventa, las entradas a Castrelos para ver y escuchar a Leonard Cohen; quien mejor que él para comprender la atracción de la famosa Susanne.



Te puede interesar