Opinión

Percepciones

Ourense a Italia


Nada menos que tres ourensanos representando a España en el Open de Italia de P&P de golf. Manolo Murias, que parece un coñac de natural Fundador (Escudería Ourense, propio juego del golf en Ourense), último vencedor de la Copa Diputación (¿sin copa?), junto a Juan Carlos Iglesias (¡ojo!, primero del ranking nacional P&P 2009) y Jorge Rodríguez Sarmiento, saldrán la próxima semana a disputar este campeonato que dictará sentencia el día 27. Si no ganan trofeo podrán traer al menos última moda de invierno, pues a Milán se van. Suerte.


Algo huele a quemado


Cuando aprieta el calor, la cosa cheira. Te levantas ya con olor a tierra quemada. Por los incendios que no cesan. Pasó el otro día, de semana pasada, en la ciudad de As Burgas, por mor de estarse asando Velle, una vez más. Y es que cuando las temperaturas son extremas, como venían siendo este septiembre, no hay manguera que contenga la furia del fuego si no cortamos la mano y falso razonamiento del que lo prende, si el temible pirómano lo es por seguidor infiel de Heráclito respecto a que el fuego es el principio del mundo, puesto que con él, el filósofo se refiere al movimiento y cambio constante en que se encuentra el mundo.


Pues bien, en éstas estamos, filosofando, hablando y discutiendo sobre el tema, tres amigos la mañana del domingo pasado mientras pedaleábamos pura naturaleza subiendo a Trelle. Y pensamos desde nuestra preocupación ecológica al respecto de que no estaría nada mal que los domingos, por ejemplo, con la cantidad de cicloturistas que salimos al monte a hacer este ejercicio, bien pudiera establecerse una colaboración entre Medio ambiente y las asociaciones de cicloturismo, o cicloturistas en general, a fin de que en lugar de marcarnos nosotros mismos las rutas pudieran venirnos marcadas por los responsables antiincendios atendiendo a la vigilancia y control de estos atentados a nuestra madre naturaleza. No costaría ningún esfuerzo, y si hay que desplazarse un poco en automóviles para coger una ruta, simplemente tendrían que elaborar un plan de traslado a los distintos lugares más convenientes. Por mí y mis amigos no habría ningún problema; al contrario, estaríamos encantados de, además de disfrutar con nuestro ejercicio preferido, ayudar a preservar nuestro tesoro natural. Simplemente, por un bocadillo para nosotros y asistencia técnica para las bicis nos tendrían a disposición para un monte más protegido, sin que supusiera ninguna subida de impuestos que atendiera su coste.


Con esta conciencia hablábamos de ello cuando nos estábamos acercando, curiosamente, a la torre de vigilancia de Trelle. Y tal sensibilidad nos llevó a acercarnos desde la torre al espacio próximo donde se encuentra la base de helicópteros contra incendios. ‘¡Prohibido el paso!’, reza un cartel al lado de la puerta, abierta de par en par. Com prensible, no vaya a convertirse en prado donde comer excursionistas ni espacio plano para jugar al fútbol, pues si hay que salir pitando por un ardiente aviso no se puede estar pendiente al mismo tiempo de alejar a nadie de las aspas del pájaro mecánico. Pero entramos, porque a mí se me ocurrió tratar de hacer un particular homenaje en estas ‘Percepciones’ a la gente que actúa en este encomiable servicio. ¡Imposible!, el prohibido el paso de la puerta estaba también escrito en la frente del pensamiento de quien me atendió con un bongo en las manos, sintomático del momento existente de total relajación; ante mi insistencia llamó al encargado; me presenté y le participé mi espontánea intención periodística para esta sección de La Región, a lo que con cierta sonrisa sarcástica me sugirió volver con objetivo 70/200 mm que captase las imágenes que quisiera, pero desde detrás de la alambrada. Este desenfocado celo laboral, e intérprete radical de un simple letrero, me sopló de la cabeza todo el aire anterior de solidaridad, pues, además de la falta de amabilidad y cortesía recibida, me valió una de choteo de mis compañeros, por ingenuo. Más fue sólo un momento; que sigan ellos volando su cielo, que yo seguiré percibiendo lo mío; por supuesto, y pensando en el mismo ofrecimiento de vigilancia. Les den.


Imagen insólita


Vaya eficacia en el servicio de correos, o las cosas buenas de vivir en una ciudad como la nuestra, donde nos conocemos todos, o casi todos. Aquí mismo, en un banco del Paseo, recibe su correo certificado el amigo Mariano Novoa, en días pares en uno y en los impares en el de enfrente. Un tipo singular y con mil anécdotas que contar; para empezar, hablaríamos de la versión holandesa del Mario amigo del otro Mario Conde. Para otra ocasión queda.



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