Opinión

Queremos

A mí me parece como que comenzara un poco a desinflarse el globo de Podemos, por eso de los pinchacitos que le han clavado últimamente ciertos veteranos tocapelotas oficiales del lado izquierdo de la vida rosa-artística, pongamos que hablo de Willy Toledo o Pongamos que hablo de Madrid y Joaquín Sabina (éste último mucho más peligroso en este aspecto, pues no en vano ha hecho cantar ya a casi todo el país, y podría volver a hacerlo si se tercia una pelea con la Iglesia Pablossiana). Un globo que podría desinflarse más debido a las ganas de triunfar deprisa-deprisa, o de subir tan alto como la luna en el más difícil todavía que conlleva superar el techo alcanzado en las últimas elecciones europeas, porque si bien un mensaje general y populista puede calar en una parte de la población desencantada por la generosa gracia de endiosada mala fama de los partidos tradicionales, otra cosa distinta resulta la realidad de lidiar con el propio Poder mediático ya alcan- zado, del que salen en plural de presente indicativo otras formas gramaticales añadidas a ‘podemos’, cual ‘podéis’, o ‘pueden’, llenos de matices diferenciales entre ellos. Suerte de que su líder no es tonto y supo reaccionar a esas prisas malas consejeras para las municipales, y ¡hasta luego Lucas!, la historia electoral de momento se ha acabado y con ello la posibilidad de cometer imprudencias en la representación de las listas que los podrían hacer morir de éxito.

Pero si Podemos está ahí, que ya lo está como otra referencia, en parte como reacción han surgido otros movimientos en el tablero político del país. De izquierda a derecha pasando por el centro, que nunca se sabe dónde está ni lo que es pero en el que andan ahora metidos dos partidos como la UPyD y Ciudadanos debatiendo su posible alianza para crecer como verdadera alternativa. Pero aun estando estos partidos más cerca que ningún otro de las medidas más urgentes que precisa nuestra democracia, léase reforma electoral y administrativa, distan mucho, sin embargo, del Queremos que intuyo de muchos pero con certeza de dos, y yo soy uno. ¿Qué Queremos, pues, al menos mi amigo y yo?

Para ceñirnos a las elecciones municipales Queremos que quien quiera ser representante del pueblo lo primero que debiera hacer fuera recabar firmas suficientes en su municipio con las que poder convocar con cierto respaldo a un conjunto de personas que quisieran marcar su mismo paso, y con los que posteriormente poder debatir los puntos programáticos que llevar a su municipio. Ese grupo de personas salidas de la ciudadanía, que no deberían haber ostentado cargo público político en los últimos cinco años, al igual que tampoco haber militado en partido político durante ese mismo plazo ( por eso de librase de los moscardones que se apuntan donde huelen algo y han quedado fuera de su espacio), después de unos meses de discusiones entre ellos, siempre constructivas porque de la discusión sale la verdad, y consensuar esos puntos programáticos que decía antes, deberían someterse a elección para su inclusión en la lista de la candidatura mediante voto secreto de todos, donde primero se elegiría al uno, después al dos, tres, cuatro, cinco, seis y así hasta el último que completase la lista. La elección así no tendría duda y sería bien vista por todos; en consecuencia iría acompañada la candidatura del compromiso de las ideas consensuadas, en la ilusión y creencia de poderle cambiar el paso a los partidos profesionales. Éste es mi partido, el que no va a ganar pero que quiero, el Queremos que nunca será Podemos porque no nos olvidemos que el poder corrompe, que dice la máxima. ¿Quimeras? Y qué.

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