Opinión

Un gobierno para negociar

Una vez más ha habido sorpresas. Importantes, con nombres que o aparecían en las quinielas y la salida de otros cuya continuidad se daba por segura. Rajoy ha premiado la incuestionable lealtad de María Dolores de Cospedal al ofrecerle un ministerio de primera categoría, Defensa. A Interior llega un nunca mencionado Juan Ignacio Zoido, ex alcalde de Sevilla, juez, y ahora diputado. Una vez más Rajoy ha demostrado que no hace caso de habladurías ni rivalidades, mantiene a su mujer de más confianza., Soraya Sáenz de Santamaría, en la Vicepresidencia, con competencias añadidas, las de Administraciones Públicas. Y suma al gobierno una nueva cara, joven y catalana, la diputada Dolors Montserrat, que nunca estuvo en las quinielas de ministrables aunque sí, en el pasado reciente, de las de portavoz parlamentario. Su ministerio no tiene el peso político de los que ocupan otras mujeres como Soraya, Cospedal o Fátima Báñez, pero se suma a la lista de mujeres y jóvenes del PP con futuro por delante. Como Tejerina, que continúa en Agricultura. El banquillo del que tanto se habla, al que además de varias mujeres jóvenes y ministras se incorporan dos nombres cercanos a Rajoy y expertos en capítulos importantes como son la economía y la gestión municipal, Alvaro Nadal en Turismo y Agenda Digital, y el alcalde de Santander Iñigo de la Serna a Fomento.

No ha habido amistad que valga. Los primeros en caer, ya que fueron los únicos nombres que se conocieron como caídos cuando Rajoy acababa de entrar en Zarzuela fueron dos de los amigos más cercanos del presidente, Jorge Fernández y Juan Manuel García Margallo.

Con toda seguridad, las conversaciones con los dos ministros amigos no fueron fáciles ni gratas para Rajoy, pero la situación política actual, la diversidad de la oposición, el bronco Congreso y el escaso número de escaños del PP obligaban a sacrificios personales para pensar en el futuro de los españoles y la necesidad de aprobar los puntos más urgentes del proyecto que Rajoy considera indispensable. Aparte de que está obligado a cumplir los acuerdos alcanzados con Ciudadanos, y a configurar un gobierno que “caiga bien” a Rivera y a su gente. Como está obligado a prescindir de cualquier hombre o mujer suyo solo nombre provoque una irritación inconmensurable al PSOE, que en los próximos años tendrá que sentarse a negociar con ministros del PP.

Sin embargo lo ha hecho con Cristóbal Montoro, cuyo solo nombre provoca ronchas en la oposición y en un sector que importa mucho a cualquier gobierno, los medios de comunicación. Su continuidad y la de Guindos indican que habrá continuidad en la política económica … y en la recaudatoria.

En el caso de Guindos se comprende más, en ess cartera debe estar alguien que se maneje bien en Bruselas, que sepa llegar a acuerdos, a aplazamientos, a rebaja de multas … y eso lo ha hecho Luis de Guindos por ser quien era, no porque fuera ministro de España. Las relaciones personales son fundamentales en la Unión Europea y no se puede olvidar que tenemos un asunto muy serio pendiente de revolver: el déficit. Guindos tendrá un buen compañero de equipo de gobierno para lidiar con Bruselas, Alfonso Dastis, un profesional de la diplomacia que los últimos años ha sido embajador ante la Unión Europea.

Esas premisas, y tener capacidad de diálogo con los partidos de la oposición, premisas que entiende todo el mundo, han sido a la hora de formar gobierno, como lo han sido también contar con personas de trayectoria incuestionable y que, al mismo tiempo, tengan capacidad de formar equipo, virtud que no siempre se encuentra en personas brillantes. Rajoy, ya cuando preparaba su primer gobierno hace cinco años, decía que quería que, cuando se visualizara a los miembros de ese gobierno, los españoles sintieran que estaban en manos de personas capaces, que conocían su trabajo, que contaban con experiencia.

Este viernes el nuevo gobierno echa a andar. Sus retos son inconmensurables: afrontar lo que queda pendiente de la economía, seguir creando empleo y de más calidad, poner pie en pared ante el independentismo, llegar a un buen pacto sobre la educación, frenar el avance de los populismos que pueden tener un efecto devastador en toda la sociedad, conseguir quitarse de encima las etiquetas de corrupción.

Te puede interesar