Opinión

Pactos sí, engaños no

N ada que objetar a los pactos, al contrario, enriquecen la vida pública, obliga a ceder a los intransigentes, da más cancha a las minorías y abre paso a las políticas negociadoras. Lo inadmisible, lo que no tiene perdón, lo que abochorna, lo que indigna, es el engaño. Y para desgracia de los españoles, el engaño y la mentira han sido habituales estos días. Lo niegan sus protagonistas, pero no convencen sus explicaciones: han engañado a sus electores y merecen que esos electores les pasen factura en su momento, cuando más duela.


¿Se trata de una acusación al PSOE de Pedro Sánchez? Sí. Abiertamente. El secretario general del PSOE lleva meses proclamando su acritud contra Podemos y sus adláteres, ha repetido por pasiva y por activa que jamás pactaría con Podemos ni con Bildu, ha dicho barbaridades sobre la trayectoria y el proyecto político de los personajes que han creado Podemos y sobre quienes se presentaban en listas con distintos nombres pero que formaban parte de los círculos de Podemos y, a la hora de la verdad, Sánchez ha negociado con aquellos de los que abominaba. Y les ha dado los ayuntamientos de las principales ciudades españolas. Una ruindad. Y que no diga que se trataba solo de desalojar al PP del poder, a lo que tenía derecho, porque al menos en Madrid, el PP ofreció la alcaldía al candidato del PSOE a pesar de su escasa representación. Lo que demuestra que al menos en el PP hay dirigentes que piensan en los españoles, y entregaban la capital al PSOE porque creen sinceramente que Podemos es un partido que no supone la renovación, sino el desastre. Incluso la falta de libertades, como la que sufre su país modelo, Venezuela.


No hace falta ser un lince político para advertir lo que supone para los españoles la aplicación del proyecto de Podemos. Algunos de sus hoy candidatos llevan tiempo dando muestras de su intolerancia, su falta de formación, su demagogia y, por qué no decirlo, su falta de educación. Al finalizar la toma de posesión de Manuela Carmena –lo va a pasar mal, la nueva alcaldesa tiene otra cultura y modales, pero será escasa su capacidad de maniobra- los militantes de Podemos que esperaban en la calle la salida de los nuevos ediles, recibieron con gritos de zorra e hijos de puta a los funcionarios del Ayuntamiento. A los funcionarios, no al equipo saliente del PP.


En contraste con las decisiones de Sánchez que tanto inquietan a los socialistas que de verdad tienen palabra, Albert Rivera se ha movido con más inteligencia. Sus candidatos no son de relevancia, en algunos casos incluso pecan de mediocres, pero Rivera ha negociado a derecha e izquierda un programa anticorrupción inamovible. Sin búsqueda de poder. Como dijo que haría. Lo que le depare el futuro es una incógnita, pero al menos no ha engañado a nadie.

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