Opinión

Taza y media

Albert Rivera hace bueno el refrán si no quieres azúcar taza y media. 

Desde hace unos meses la imagen de Inés Arrimadas provoca cierta incomodidad en el sector más españolista de Ciudadanos,  que por otra parte es el sector social en donde mejor pesca Ciudadanos. Pues bien, Albert Rivera acaba de designar a Inés Arrimadas nueva portavoz de la ejecutiva del partido. Es decir, le va a dar una presencia nacional de la que hasta ahora carecía, a pesar de que ser líder de la oposición en Cataluña ya le garantizaba mucho eco en los medios. Pero la designación indica por una parte que Rivera hace lo que cree conveniente antes incluso de escuchar a quienes acudirán al congreso de su partido dentro de unos días y, dos, indica también que no consiente que nadie tosa a ninguna de las personas de Ciudadanos a las que él ha aupado y que ocupan cuotas de poder. Arrimadas logró un magnífico resultado en Cataluña gracias a los carteles con la fotografía de Rivera en la campaña electoral -lo que sucedió en toda España- y a que Rivera decidió, y decidió bien, que era lo mejor para presentar como candidata a la Generalitat.

Nada nacionalista, con buena presencia física, joven, mujer, y que se expresa mucho mejor que la media. Se convirtió pronto en una figura a la que se adivinaba gran futuro, pero de un tiempo a esta parte empezaron a verse caras largas en Ciudadanos Cataluña y en Ciudadanos del resto de España ante algunas consideraciones públicas de Arrimadas en las que parece que el antinacionalismo "enragé" brilla por su ausencia y pretende hacerse con la bandera de los que habían votado a Unió. Nacionalistas pero que no quieren ni de broma pronunciar la palabra independencia. Y a los votantes de Ciudadanos les gusta esa segunda premisa, la abominación de la independencia… pero les convence menos que en Arrimadas aparezcan ciertos pasos de aproximación hacia los nacionalistas. O al menos eso parece. Cualquier periodista que siga  la vida interna de Ciudadanos ha escuchado en los últimos tiempos voces críticas hacia la actitud de Arrimadas, por no decir de preocupación por lo que consideran un cambio de actitud de Ciudadanos, porque Rivera no ha hecho hasta ahora ningún gesto que hiciera pensar que también él se sentía a disgusto con lo que a todas luces es un cierto cambio de posición de su representante máxima  en Cataluña.

Lo ocurrido ahora con su designación como portavoz demuestra que también Rivera considera que el antinacionalismo a ultranza, que tanto gustaba y sigue gustando a un porcentaje importante de sus seguidores, ya no es conveniente. 

Así que toca esperar acontecimientos. Que no tardarán en llegar, porque el congreso del partido se celebra dentro de unos días, y empieza a escucharse un runrún de inquietud entre votantes  incondicionales de Rivera… que ya no lo son tanto.

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