Opinión

Las torres más altas

Hacía años que ante la oportunidad de hablar con un periodista, diferentes inspectores del Banco de España trataban de salvar su maltrecha imagen explicando que habían enviado multitud de informes a sus sucesivos superiores alertando por una parte de la situación de las Cajas de Ahorro, tratando de impedir determinadas operaciones suicidas y ciertas fusiones que se hicieron con más interés crematístico y político que pensando en el futuro de las entidades; y alertando también de que la salida a bolsa de Cajamadrid  era un absoluto disparate, pues no se encontraba en condiciones de dar ese salto que perjudicaría gravemente a accionistas, impositores y clientes que habían adquirido preferentes. 

Contaban esos inspectores que sus señales de alerta habían sido vanas, que nadie  reaccionaba ante sus informes y se negaban a tomar decisiones contundentes. Alguno de ellos incluso pidió la baja en el BdeE porque no quería seguir más en una entidad que se movía al margen de la inspección, y se quejaba algún inspector de que nada se podía hacer contra  torres muy altas. 

Pues bien, las torres más altas han caído. Los nombres de Miguel Angel Fernández Ordóñez, Fernando Restoy y Julio Segura figuran entre las autoridades económicas, monetarias, bancarias y financieras más importantes del país e incluso de Europa, y han ocupado  cargos de responsabilidad máxima en el Banco de España y en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Casi nada.

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha encontrado indicios suficientes como para investigar a varios altos cargos, entre ellos los tres mencionados, y ha pedido al juez Andreu, que se resistía a llamarlos, que lo haga cuando antes al mismo tiempo que le enviaba informes y correos electrónicos de la inspección que demostraban que se les había advertido  con minuciosidad -en algún correo con frases demoledoras- del  riesgo que suponía autorizar la salida a bolsa de Bankia. Ante esos documentos no cabe ya mirar hacia otro lado, por lo que significa que las autoridades obligadas a supervisar las operaciones bancarias y financieras no hicieran caso a su inspección. Fernández Ordóñez hasta ahora se encogía de hombros cuando se le preguntaba por qué el BdeE no actuó con rigor ante una salida a bolsa de Bankia que fue catastrófica. Ahora ya no puede repetir ese gesto de indiferencia:  tendrá que responder a las preguntas del juez pero también a las del abogado de la acusación, Andrés Herzog, que si no tuvo suerte como secretario general  de UPyD, como profesional del Derecho ha demostrado que  trabaja con rigor y no deja escapar a la presa que considera que debe rendir cuentas ante la Justicia.

Ha sido un lunes  en los que se han producido importantes noticias relacionadas con presuntos casos de corrupción y comparecencias judiciales. Pero ninguna como la que afecta nada menos que a un exgobernador del Banco de España y un expresidente de la CNMV.

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