Opinión

Sin espectáculo, por favor

Cuando se constituyeron las Cortes de la brevísima XI Legislatura, el paseíllo de los nuevos diputados para llegar a su escaño fue seguido como una auténtica revolu- ción, porque llegaban a sus puestos “gente” que representa- ba a una gente que encarnaba la nueva política. El bebé de Bescansa fue uno de los protagonistas absolutos. ¿Volverá a estar presente? Es posible que, tan aficionados al circo mediático, los diputados de Podemos tengan preparada alguna. Pero ya no será una novedad y en las circunstancias actuales lo que menos se necesita es un espectáculo, porque la nueva política ha adquirido de forma tan rápida los tics de la vieja que ya resulta difícil distinguirlas y si siguen así dentro de poco no les va a conocer ni la madre que los parió, en frase vicepresidencial

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