Si cualquier propuesta electoral sirviera por sí misma para cambiar el rumbo de unos comicios viviríamos en el mejor de los mundos posibles. Pero como todos somos ya, tiernogalvanistas con el culo pelao y sabemos que las promesas electorales están para incumplirlas, nos hemos convertido a las escuelas clásicas de la filosofía y somos escéptico-estoicos.
Que Mariano Rajoy diga que se va a empeñar en la conciliación laboral y familiar y que de los trabajos en los que se pueda se va salir a las seis de la tarde es una propuesta de primera índole porque cambiaría para bien la forma de vida de gran parte de los españoles. Pero la iniciativa puede no pasar de ser una ocurrencia preelectoral. Bienvenidos al horario canario. Ahora pónganse a ello en serio.
