Opinión

Síndrome

Hay opiniones para todos los gustos, los que dicen que existe y los que dicen que no. Es como las percepciones sobre los cambios de hora, que unos las sienten y otros no. Eso es lo que pasa con el síndrome posvacacional, que no hay acuerdo sobre si es un invento o responde a causas reales, con síntomas que en cualquier caso se sabe cómo se resuelven en pocos días: con la vuelta a la rutina, y si llega el caso con la tradicional matricula en el gimnasio para la segunda operación bikini/bañador para perder los kilos acumulados en chiringuitos o plazas del pueblo, con la elaboración de listas de tareas pendientes probablemente desde antes de la primavera, y con propósitos de enmienda y dolor por los abusos. Penitencia por tanto. O aún una cosa peor, decidiéndose a iniciar alguna colección por fascículos para terminar de construir algún artilugio en el síndrome posvacacional de dentro de varios años. 

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