Existen dos formas de mostrar el rechazo a la incapacidad de los partidos políticos para llegar a un acuerdo para formar gobierno. Una es mediante la abstención, y otra, si cabe más dolorosa para ellos, votando en blanco. Para medir la trascendencia de este voto se podría aplicar la misma metodología que en algunos exámenes tipo test, en los que cada respuesta fallada resta un punto. Así, por cada voto en blanco se le descontaría uno a cada uno de los cuatro principales partidos en la circunscripción en que se hubieran producido, por cuanto todos son responsables con sus vetos, líneas rojas o dontrancredismo de que haya sido imposible investir a un presidente del Gobierno. Sería una forma de tener en cuenta un voto tan responsable y meditado
