Opinión

Misterios de la tele

Abusando de mis lectores dedicaré este artículo a señalar algunas cosas de la televisión que me fascinan y no he entendido nunca. Tal vez alguien comparta conmigo estas dudas y pueda aclarármelas.
Por ejemplo las series policíacas como pongamos por caso “Hawai 5.0”. A mí me gusta “Hawai 5.0”. No es que me parezca gran cosa pero resulta entretenida. Y la música me encanta. Me recuerda al “Hawai 5.0” original y me devuelve a mi infancia. Bien, la idea es esta. Detrás de los cuatro polis protagonistas (y protagonistos, seamos paritarios) debe haber una cohorte de currantes que les diseñan y preparan esos gráficos preciosos que maneja Kono Kalakaua a toda mecha en su tablet táctil con la correspondiente pantalla gigante en la pared. Y yo me pregunto: ¿Todos esos diseñadores gráficos cobran algo o no? ¿Son chinos? No sé cuanto gana el capitán McGarret, pero por lógica no debería ser ni la cuarta parte del sueldo de cualquiera de esos diseñadores. Digo yo, vamos. Es que le resuelven los casos siempre. Ese es el misterio uno.
Misterio dos. Los documentales. No sé si se han fijado ustedes, pero cuando un tipo sale en la tele colgado en una pared rocosa a trescientos metros de altura explicando a cámara lo duro que es eso, enfrente tiene a otro que hace lo mismo que él, solo que con una cámara de varios kilos colgada al hombro. Y ese no sale. Esto yo lo aprendí en la mili. El primer día un oficial preguntó alegremente en voz alta ¿quién quiere ser radiotelegrafista? Y hubo cuatro idiotas que levantaron la mano. La consecuencia de aquello fue que los cuatro idiotas se pasaron doce meses pateando el Pirineo arriba y abajo no solo con el cetme a cuestas como hacíamos los demás soldaditos, sino con diez kilos más de una maldita radio.
Misterio tres. Los telediarios. ¿Por qué últimamente han adquirido la costumbre de contarnos las noticias cuatro veces? Y el tiempo. Y los deportes. Y todo. No lo entiendo. Primero anuncian la noticia. Después la explican un poco más. Por fin la cuentan y por último la resumen, cosa que ya habían hecho al principio. Todo eso resulta innecesario como bien sabemos los sufridos televidentes. Ignoro el propósito de semejante estrategia pero debe de haber alguna oculta ya que todas las cadenas hacen lo mismo y eso sí que lo tengo claro: la policía no es tonta.
Misterio cuatro. ¿De qué viven los canales televisivos que se dedican a echar las cartas, predecir el futuro, vender zapatillas horrorosas o intentar colocarle a los espectadores a las seis de la mañana extraños instrumentos de tortura para conseguir unos abdominales de cine y que son completamente inútiles? Tampoco lo sé.
Y misterio cinco. ¿Existe el cielo? Y como bien apuntaba Woody Allen, si existe ¿a qué distancia queda del centro y a qué hora cierran los bares? Esa es la pregunta importante. En fin... misterios de la tele.

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